Empatía… ¿una asignatura más?
El pasado sábado encontré este titular en el periódico El País, » ¿Asignatura de empatía para niños en las aulas? Una cuenta pendiente que reducirá los casos de «bullying.» Así que decidí introducirme en la lectura del artículo.
En los últimos tiempos se leen algunos mensajes sobre posibles asignaturas en las aulas. De seguir así, no hay horario escolar que lo soporte (modo ironía). Pero, en estas líneas me voy a centrar en la empatía.
Realmente, en este artículo voy a hacer una reflexión compartida al respecto. Y empiezo siendo clara…
«No creo que haya que crear una asignatura de empatía en los centros escolares. Debe ser algo transversal en diferentes contextos».
La empatía es algo que se debe trabajar en diferentes contextos, no se debe cargar esa responsabilidad al centro escolar. El hogar debe ser uno de los primeros contextos en los que orientar y enseñar a los niños y niñas en la empatía, así como en muchos otros conceptos (respeto, ayuda, tolerancia, etc).
La empatía es algo sobre lo que se debe trabajar en diferentes momentos y situaciones, ya que hay experiencias que conllevan a ello. Pensar en impartir empatía como una materia sin más no tiene mucho sentido, desde mi punto de vista. Esto es así por diversos motivos:
- Es clave abarcar y hablar de más conceptos que la rodean.
- Hay que atender al bloque de educación emocional.
- Se debe trabajar sobre la resolución de conflictos.
- Se tiene que dar peso a las habilidades sociales.
Y todo esto no se trabaja en un momento puntual o en una hora determinada. Aunque sé que en las horas de tutoría, este tema se trabaja en los centros escolares, pero hay que ir más allá.
Son aspectos que se deben trabajar y atender en diferentes momentos. Surgen diversas situaciones que requieren de atención y de análisis de esos conceptos.
Con esto no quiero decir que no se tenga que prestar atención al tema. Claro que sí. Hay que atender, orientar y guiar en resolución de conflictos, en gestión emocional, en respeto, empatía y mucho más, pero con un proyecto sólido y con una base que abarque más.
Lo que no me termina de gustar en este tipo de titulares es la carga que recae en los centros escolares. No creo que sean los únicos responsables de trabajar este tema, ya lo he dicho previamente. En los hogares también se debe atender a ello, en otros contextos de los que forman parte los menores también se puede trabajar (hablo de extraescolares, por ejemplo), en el parque u otros entornos sociales.
En diversos momentos se dan situaciones que dan pie a trabajar la empatía, el respeto, la ayuda, la tolerancia o el altruismo. Y ahí también hay que trabajarlo con los menores.
No me gustan los comentarios del tipo: «ya lo hablaremos cuando sea más mayor, ahora es pequeño». No es una buena decisión, ni es excusa. Esto se puede explicar adaptando el vocabulario a las necesidades y características de los menores.
Desde pequeños hay que trabajar esos temas. Hay que enseñar las consecuencias de determinados actos y cómo se sienten las personas ante determinadas acciones.
Esto es así porque el centro escolar ya es un punto en el que surgen conflictos. Lugar en el que se dan situaciones con un compañero, docente u otra persona del centro,y por lo tanto es un tema presente.
«Mamá nadie juega con David porque viene de otro país y no sabe nuestro idioma».
«Hoy se ha caído María de la silla y todos se han reído de ella».
«Algunos niños llaman gordo a Marcos y se ríen de él».
«Hacen burlas a Sara porque lleva unos aparatos en los oídos».
«Llaman retrasado y tonto a Lucas porque va a apoyo».
«A Carla la tiran los cuadernos cada vez que los saca a la mesa».
Nuestros hijos e hijas pueden llegar a casa con comentarios de este tipo. Seguro que más de uno lo habéis escuchado. Comentarios que ellos han escuchado en clase, el patio o han visto por los pasillos. Ante ellos se tiene una fuente perfecta de intervención, par analizar, orientar y guiar en cómo pueden actuar, cómo creen que se sienten los compañeros o cómo se sentirían ellos. Aunque en las aulas se trabaje, en casa también se puede y se debe reforzar el concepto y todo el tema que lo engloba.
Creo que en los centros escolares debe haber planes de prevención y actuación (en cuanto a resolución de conflictos y bullying), no una asignatura. Planes que lleven a cabo acciones transversales y algunas formaciones específicas. También es importante que los docentes estén preparados para atender al tema con formación por parte de profesionales. Así como contar con apoyos para resolver y atender cuestiones diversas.
Igualmente, desde los hogares hay una gran responsabilidad en el tema. El hogar es la primera fuente educativa de los menores. Por ello como padres y madres debemos asumir esa responsabilidad, orientar y educar a los hijos en pilares básicos como la tolerancia, respeto y empatía.
Si conseguimos seguir este camino, se podrán prevenir situaciones graves, se resolverán conflictos de manera más inmediata y práctica. Pero también estaremos creando una sociedad más respetuosa, tolerante e implicada. Porque hay que aprovechar los momentos y situaciones para prestar atención al tema de interés.
Empatía… una asignatura en la vida y en el día a día.
Pd. La empatía se puede trabajar de diversas maneras, no con una charla específica, sino a través de diferentes recursos y materiales. Pero de esto, si os parece, hablo en otro artículo.