frustración y juegos de mesa
Muchas familias señalan una dificultad que se encuentran con sus hijos e hijas cuando pierden, la frustración. Hay muchos menores que llevan mal perder y aparece la frustración mal gestionada.
Teniendo en cuenta esto, me gustaría hablar de la frustración que viven los menores en los juegos de mesa y cómo se puede gestionar.
Este artículo surge a raíz de la participación del equipo Ludia Asesoras en las Jornadas LES. En esa presentación, que recomiendo ver en este enlace, surgieron temas muy interesantes sobre los juegos de mesa (edades, temas de juegos, estética…). Sin embargo, en una parte surgió un punto muy importante a nivel psicopedagógico, la frustración en el juego.
Este planteamiento surge a partir de la intervención de una mamá que cuenta la experiencia con su hijo. Manifestando el enfado del menor cuando pierde, sus reacciones y la dinámica a la que conduce.
Atendiendo a esto, me he animado a escribir este artículo y a explicar algunos aspectos que considero importantes en relación al tema. Pero antes… ¿Qué es la frustración?
La frustración es un estado emocional que se desencadena cuando los intereses o expectativas no se corresponden con la realidad, pudiendo desencadenar emociones de enfado e ira y conductas relacionadas con ellas.
No nos gusta perder, es normal. Y en muchas ocasiones, los menores cuando pierden en un juego se enfadan y no gestionan adecuadamente ese enfado. Lo que contaba la mamá que he mencionado.
Ante esas situaciones, los adultos nos encontramos, en ocasiones, desbordados. Desbordados por la reacción, por la falta de control, por las acciones que se desencadenan, etc. Pero uno de los puntos importantes a destacar es que hay que mostrar cierto control.
Si el adulto en ese momento comienza a gritar, a atacar al menor por lo que está haciendo, a «ponerse» a su mismo nivel, no le está ayudando. Porque le está enseñando un mal ejemplo acerca de cómo gestionar la tensión.
Ruth Cerdán en el vídeo hizo un gran análisis, como buena profesional de la psicología que trabaja con menores. Análisis con el que estoy totalmente de acuerdo:
En el momento de tensión, de pico de enfado, no se debe tratar de razonar ni atender al conflicto en sí, porque no ayuda. Hay que esperar a que se calme la situación.
Y sí, este es uno de los consejos que siempre doy a las familias. Todos necesitamos nuestro espacio y nuestro tiempo. Una vez que esté todo más tranquilo se podrá analizar y hablar sobre lo sucedido. Porque los adultos también necesitamos nuestro tiempo, ya que hay veces que podemos «perder los papeles».
A veces, se trata de que los menores gestionen la frustración de manera sencilla, como si esto se aprendiera solo. Sin embargo, esto no sucede así.
Hay que orientar y guiar a los niños y niñas en la identificación, expresión y gestión emocional.
Si este paso no se hace, seguirán sucediendo conflictos en el juego de mesa o en otros contextos. Pero ojo, no hay que dar las pautas en el momento en el que aparece, en el de máxima explosión. Hay que trabajarlo en otros momentos, establecer unas pautas y ofrecer recursos previamente para que se cuente con ellos.
Incluso, es importante antes de comenzar con el juego hacer hincapié en el tema. Adelantar que si se comienza a enfadar se pueden tomar decisiones en varias direcciones:
- La opción de parar el juego y hablar.
- Verbalizar lo que se está comenzando a sentir.
- El uso de alguna pauta de relajación y autocontrol.
Recursos y herramientas para gestionar la situación y no llegar al límite, en el que es muy difícil la vuelta atrás.
Es importante realizar un trabajo previo en torno a la frustración si los menores presentan dificultades en la gestión. Ahora bien, si se ve que se va a presentar no hay que evitarla tomando decisiones inadecuadas.
No hay que dejar ganar a los niños y niñas, ni dejarles hacer trampas,para evitar que se frustren.
Esto lo dice muy bien Julia Iriarte en la presentación. Si los dejamos ganar, estamos haciendo el trabajo contrario, dar alas a la frustración y mala gestión para que aparezca cuando se pierde.
Así, para ayudar a la frustración en los juegos de mesa es importante tener en cuenta:
- Que el juego sea acorde a la edad del menor.
- Que sea un juego que le interese.
- Que sea capaz de verbalizar lo que siente en un momento dado.
- Que tenga estrategias de autocontrol.
Y además, como bien añadieron Fernando Vázquez y Julia: poder emplear juegos cooperativos y que jueguen con menores de su edad.
Este último aspecto es importante al jugar en familia. Hay veces que no se está en igualdad de condiciones en determinados juegos, de ahí que los menores puedan jugar con otros de su mismo nivel. Esto favorecerá las condiciones y el desarrollo del juego.
Como conclusión a este artículo…
Si los menores se frustran en los juegos de mesa, trabajar previamente este estado emocional. Ofreciendo recursos y herramientas adecuados a ellos y anticipando qué decisiones tomar.
Si queréis conocer más acerca de la frustración y cómo poder gestionarla, os animo a visitar varios artículos que he escrito sobre ella en este blog.
Paqui
Buen artículo, Mª Jesús.
La capacidad de frustración tiene un papel fundamental en la búsqueda de admiración de nuestros adolescentes, ahora multiplicada con el uso de las redes. Ha salido un estudio sobre escuela y salud mental juvenil en UK. Por si os interesa, lo resumo en mi blog https://educaresmihobby.wordpress.com/2019/09/30/la-escuela-y-la-salud-mental/
María Jesús Campos Osa
Buenos días Paqui,
Muchas gracias por tu comentario! La frustración coge un gran peso en diferentes etapas del desarrollo y en la adolescencia también. Etapa en la que las expectativas, deseos y realidad que les gustaría no es en ocasiones la deseada… Las redes cogen peso porque ahora son su medio para comparar, conocer, acceder a información,etc, y suelen uno de sus referentes sobre aspectos que les interesa.
Gracias por compartir el estudio, he leído tu resumen, y es interesante.
Un saludo!