Psicología

mamá, papá… ¡me aburro!

Me aburro

– Tienes muchos juguetes en tu habitación.

– Es que me aburro con ellos.

– Son nuevos y apenas has jugado con ellos.

– Me aburro papá, mamá, ¡jugar conmigo!

– No podemos ahora, juega solo, pinta o lee, tenemos que hacer cosas. Por favor.

– No quiero, me aburro, ¡jugar conmigo!

– Te he dicho que no puedo, pon la tele o coge la tableta.

– ¡Vale!

 

¿Os suena esta conversación? Seguro que muchos la habéis vivido en vuestras propias casas, con vuestros hijos, sobrinos o nietos. Sí, esa famosa expresión que repiten muchos niños y que a los adultos tensa: “Me aburro”, cuando los adultos no podemos jugar un rato con ellos por diversos motivos.

 

Hoy día muchos niños tienen ocupados casi todos los huecos del día. Van al colegio, cuando salen de él empiezan las actividades extraescolares y además hay que sumarle el tiempo de estudio o deberes. Pero no podemos olvidar, que también debemos pasar tiempo con nuestros hijos, jugando, leyendo o hablando cada día.

 

Sí, hay niños que están gran parte de su tiempo en actividades y por qué no decirlo, en actividades dirigidas por parte de adultos, en las que les indican qué hacer o cómo, dejando así poco peso a su autonomía e imaginación.

 

Debido a esto, lo que nos encontramos es que algunos niños ante la presencia de tiempo libre no saben cómo actuar y les lleva a buscar la ayuda de un adulto, de algún hermano o de la persona cercana para que les dirija en qué hacer, ya que no son capaces de ser independientes. Sin embargo, en algunas ocasiones, los adultos no podemos estar en ese instante jugando con los pequeños por diversos motivos y ellos deben saber aprovechar ese tiempo mientras el padre o la madre realizan sus tareas.

 

Ese aburrimiento conduce a momentos de tensión en los hogares y con los niños, ya que muchos de ellos reaccionan ante esta situación con rabietas y enfados, debido a la frustración generada en ellos por no saber qué hacer. Lloros, gritos, búsqueda del adulto, perseguir e incluso reaccionar tirando los juguetes o rompiéndolos, son algunas de las conductas con las que nos podemos encontrar.

 

Antes esto, puede surgir toda una serie de preguntas…

  • ¿Hay que dejar tiempo libre a los niños?
  • ¿Hay que dejar de controlar todas las actividades que hacen los niños?
  • ¿Hay que limitar el número de juguetes?
  • ¿Hay que dejar a los niños en su habitación?
  • ¿Hay que dejarles que exploren de manera independiente?
  • ¿Hay que dejar que prueben con diversos materiales y juguetes?
  • ¿Hay que dejar a los niños aburrirse?

A esta batería de preguntas, para mí solo hay una respuesta: SÍ. Pero no me voy a quedar solo en la respuesta. Voy a ir más allá.

 

¿Por qué es necesario que los niños se aburran?

 

Por diversos motivos y os puedo asegurar que por su beneficio y desarrollo personal. A continuación os lo muestro:

  • Creatividad. No saber qué hacer o cómo emplear algo es desencadenante de desarrollar nuestra imaginación, de que nuestra mente se ponga en acción y en búsqueda de nuevas opciones.

Hay que permitir a los niños desarrollar su creatividad, que creen, construyan, inventen y busquen nuevas formas de entretenimiento y de pasar su tiempo libre sin necesidad de orientación y ayuda de un adulto.

  • Búsqueda de nuevos recursos o creación de los mismos. Sí, en ocasiones nos encontramos en entornos en los que no hay un juguete, un móvil o una televisión para distraer a los pequeños, pero tenemos otros recursos como puede ser un palo, un papel y un bolígrafo, o una hoja caída de un árbol.

Pueden pareceros recursos que a los niños no les atraigan, pero no menospreciéis a los pequeños. Ese palo puede convertirse en una varita mágica que convierte lo que uno ve en sus fantásticos sueños, la hoja del árbol será un barco pirata que surca los mares y un papel con un lápiz permite desarrollar toda la imaginación y plasmar en él lo que se pasa por la mente del pequeño artista.

  • Juego simbólico. Jugar a ser otras personas, a usar materiales con otra finalidad dándoles un significado diferente, forma parte del desarrollo de los niños y hay que permitirles que lo desarrolle y experimente.

Recuerdo cuando era pequeña, jugaba con mi prima en el campo y la naturaleza nos ofrecía unas piedras que se convertían en garbanzos, hojas que eran filetes o espigas que eran patatas fritas, desarrollando nuestras labores de tendera o cocinera en un restaurante de lujo… ¡Qué imaginación y qué bien lo pasamos en los veranos! Sí, eso lo deben experimentar los hijos.

  • Descubrimiento personal. Poder invertir tiempo en uno mismo, en conocer lo que es capaz de hacer y llevar a cabo, permite conocer las posibilidades que se tiene como persona en cuanto a imaginación, independencia, manipulación, etc.

Que el menor salga de su habitación con algo que ha inventado o con algún juego que ha hecho, pasar a verle y nos pida que nos quedemos para enseñarnos lo nuevo y que sorprenda al adulto con ello, permite conocer al menor su capacidad de realizar acciones nuevas que nunca antes había experimentado.

  • Autoestima. «Puedo hacer cosas nuevas; puedo hacerlas solo; no necesito estar siempre con mis padres o hermanos; soy capaz», es un chute de reforzamiento y autoestima para los niños.

A todos nos gusta sentirnos bien y valorarnos por saber hacer y ser capaces de llevar a cabo cosas nuevas. Los niños son iguales que los adultos, disfrutan y valoran muy positivamente estas capacidades y posibilidades, aumentando así la valoración personal que hacen de ellos mismos.

  • Autonomía. A todos nos gusta ser independientes y autónomos en la realización de algunas tareas, a los niños también, por ello facilítales ese espacio y esa posibilidad.

Ya se ha ido indicando en diferentes puntos del post, la autonomía es fundamental y favorece a su vez otros aspectos, como el desarrollo personal y la autoestima. “Mamá, papá mirar lo que he hecho, lo he hecho yo, y lo he hecho solo”.

 

Como podéis ver a lo largo de este artículo, es importante que los niños desde pequeños aprendan a tener su propio espacio, su tiempo para jugar o realizar tareas independientemente, sin la necesidad de tener al adulto. Pero como también hemos indicado aquí y en otros artículos, los niños deben tener igualmente su tiempo de juego con los padres, no lo olvidemos.

 

Deja tiempo a tu hijo o hija en su habitación, con sus juguetes y su imaginación, no trates de generar una dependencia hacia ti como adulto para jugar. Ellos saben y pueden hacerlo solos desde pequeños. Recuerda es su beneficio y favoreces su desarrollo personal. Siempre hay tiempo para uno mismo y para la diversión en familia, la clave es respetar los espacios de cada uno.

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