Psicología

Mamá, papá ¡Mirar lo que he hecho!

– Mamá, papá ¡mirar que dibujo he hecho!.

– ¡Es precioso!

– ¿Os gusta?

– Claro, estos árboles son muy bonitos, y esto ¿qué son?

– Jirafas, mamá, y esto leones, y aquí he dibujado una casa donde duermen.

– Están genial, las jirafas las has hecho fenomenal, con el cuello muy largo.

– Es que las jirafas tienen el cuello largo, ¿os acordáis cuando las vimos en el zoo?

 

¿Os suena este diálogo? Seguro que muchos que seáis padres, con hijos en edad de coger un lápiz y realizar trazos en un papel, habréis tenido esta conversación con vuestros pequeños.

 

Los niños son una fuente maravillosa de imaginación, creatividad, diversión y sueños. A medida que vamos creciendo y nos vamos haciendo mayores esa mente en la que creábamos mundos maravillosos va siendo cada vez más rutinaria, fiel a la realidad, a lo que se espera socialmente, a lo deseable por los demás, dejando de lado la posibilidad de hacer cosas diferentes, creativas y novedosas.

 

Pero volviendo a los niños y su imaginación, (reconozco que es un área que me encanta por todo lo que conlleva). Cada uno de los pequeños ve el mundo a través de sus ojos y así lo plasman, pero no solo eso, en su cabecita se van creando nuevas escenas y secuencias que nos representan y nos cuentan, nuevas intenciones y curiosidades que descubrir, nuevas posibilidades de explorar y nuevos retos que superar.

 

Por consiguiente, la imaginación de un niño no solo se puede ver en representaciones artísticas en un papel, los niños hacen multitud de actividades, exploran y crean continuamente.

 

¿Dónde podemos ver toda esa imaginación y creatividad?

 

En gran cantidad de momentos, de lugares, de conversaciones y de interacciones con los pequeños. A continuación, os muestro algunas de ellas:

  • Probando cosas nuevas en el parque. A medida que van creciendo los elementos de diversión de un parque van cambiando, columpios sin barreras, toboganes más altos, elementos de escalada como cuerdas o paredes con agarraderos, puentes de tablas, etc.

Pues bien, dejar a los niños que prueben, que se imaginen ser Indiana Jones cruzando un puente para alcanzar un tesoro, que se balanceen en un columpio con la sensación de libertad y vuelo que este les permite, que el descenso del tobogán les ayude a huir de unos piratas malos… Que jueguen y exploren, que si se caen no pasa nada, forma parte del juego, pero como padres debemos mirar y vigilar, porque te preguntará ¿Me has visto?

  • Realizando un baile a partir de una canción que les encanta. La música es un elemento de desinhibición  en las personas. Reconozcámoslo, cantamos en la ducha, en el coche, nos movemos con la canción que nos gusta, paseando o corriendo…

Los niños también lo hacen, como podemos comprobar el tarareo y las canciones forman parte de su repertorio habitual. Si nos invitan a bailar, bailemos, si nos representan ese baile que han inventado para la canción, pidámosles que nos lo enseñen, si nos animan a que hagamos el “payasete” con una canción, hagámoslo. Dejarse llevar en un momento determinado, romper con lo estricto y la vergüenza, disfrutar con ellos haciendo algo diferente y en lo que no están habituados a vernos como adultos, es maravilloso.

  • Queriendo probar en la cocina. Sí, hay que dejarles que entren en la cocina, ya lo hemos hablado en otro artículo. A los padres les cuesta que los hijos se pongan a cocinar por miedo a que se corten o se puedan quemar, sin embargo la cocina es un lugar en el que la imaginación es básica. Dejarles que manipulen diferentes alimentos e ingredientes con la finalidad de crear un plato, probar cosas nuevas en recetas típicas, aceptar sus ideas para modificar o crear bizcochos, etc.

Un  sinfín de posibilidades en la cocina, en la que escuchar: «¡mira lo que he hecho!», «¿cómo me ha quedado?», «¿está rico?», «¿os gusta?», son preguntas llenas de ilusión, ojos brillantes de pasión y una sonrisa de oreja a oreja.

  • Reciclar materiales. En las casas surgen en el día a día materiales que pueden ser reciclados por los más pequeños. En ocasiones, no nos gusta o no queremos que vayan cogiendo los rollos de papel higiénico, una caja de cartón o un bote, ya que nos es más sencillo echarlo en el contenedor de reciclaje correspondiente.

Sin embargo, muchos niños son muy manipulativos y creativos con estos materiales, son capaces de convertir una caja de cartón en un coche o en la nueva cuna de un muñeco, un rollo de papel higiénico se convierte en un monstruo para sus playmobil o un bote se transforma en un portalápices. Ideas y más ideas, en las que la imaginación son el eje fundamental, conduciendo a los más pequeños a un mundo de fantasía e ilusión.

 

Como os he dicho, estos son solo algunos ejemplos en los que podemos ver reflejada esa imaginación y creatividad de los niños. Pero no solo eso, su autoestima y valoración personal se verá reforzada al ver que pueden hacer cosas diferentes, que se les valora por ello y que son capaces de salir de lo rutinario y romper con lo de siempre.

 

Ahora bien, los adultos también debemos reforzar esa autoestima y creatividad ante estas situaciones y tenemos un papel fundamental. Así que,

 

¿Cómo debemos actuar los adultos?

  • Valorar lo que hacen. No podemos menospreciar, criticar negativamente o ignorar lo que los menores nos muestran.
  • Mostrar alegría y sorpresa ante lo presentado.
  • Gratitud por el regalo que nos acaban de hacer.
  • Curiosear preguntándoles por lo que han hecho o cómo lo han hecho.
  • Pedir que nos enseñen cómo lo han conseguido.
  • Participar en su mundo de fantasía e ilusión.

Recordar esto, como padres, profesores, abuelos, tíos, amigos, debemos estar ahí, respetar lo que la imaginación de nuestros pequeños ha creado, ser partícipes de ella y motivarles para que continúen por ese camino, porque así seguirá formando parte de sus vidas.

 

Como reflexión final y personal a este artículo, deciros que la creatividad es fundamental en el desarrollo de las personas, nos permite elaborar y diseñar mundos nuevos, pero no debemos dejarla solo para los niños. Los adultos también tenemos que dejar vía libre a nuestra imaginación y creatividad, así podremos ver la realidad y las situaciones a las que nos enfrentamos de manera muy distinta, ofreciendo soluciones nuevas a los momentos y viendo que otra forma de hacer las cosas es posible.

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