NO DEJES PARA MAÑANA LO QUE DEBES HACER HOY
¿Os suena esta frase?
Seguro que muchos de vosotros la habéis dicho en más de una ocasión a vuestros hijos e hijas en momentos relacionados con el estudio, a la hora de recoger la habitación, realizar algunas tareas domésticas…
Pero al igual que se lo planteamos a nuestros hijos e hijas, también es importante que esta frase nos la apliquemos las madres y padres a la hora de atender determinados temas con los hijos.
La frase típica, “ya cruzaremos ese puente cuando llegue”, en muchas ocasiones no es una buena aliada. ¿Por qué?
Porque hay puentes que cuando tenemos que cruzarlos requieren tener una serie de recursos básicos y una base importante para hacerlos frente de la mejor manera posible.
Como veis, hoy estoy tirando de frases hechas y expresiones que nos rodean en el día a día, pero dónde quiero llegar a para hoy (que seguro que alguno os lo estáis preguntando).
Pues bien, en el artículo que os traigo quiero hacer ver que hay temas en el desarrollo familiar y de nuestras hijas e hijos que no se deben dejar para mañana o para comenzarlos un lunes (como se plantea con las dietas o hacer deporte), sino que hoy se puede comenzar.
Y esos temas pueden bastantes, pero considero que hay tres pilares fundamentales:
- La comunicación.
- La educación emocional.
- Los límites.
Voy a ir analizando cada uno de ellos de manera resumida para que no sea excesivamente largo.
LA COMUNICACIÓN
Si seguís el blog, tanto los artículos como los videoconsejos, podéis haber detectado que la comunicación es uno de los pilares y de los aspectos en los que hago hincapié para abarcar muchos otros temas de interés.
Y es que la comunicación en la familia es muy importante desde que los niños y niñas son muy pequeños. Tener un tiempo diario en el que compartir lo que se ha hecho en el trabajo, en casa, en el cole, planificar actividades conjuntamente, tratar algún tema de interés, etc, es muy reconfortante.
Pero no solo es gratificante, permite establecer lazos de confianza y seguridad con los hijos e hijas, claves para su desarrollo y para momentos posteriores, como es la adolescencia.
Siempre lo digo en charlas y en terapia, si pretendes comenzar a hablar cuando tu hijo e hija ya es adolescente, si pretendes que ahí arranque un diálogo y conversaciones con ellos, que te cuenten “sus cosas” cuando no ha habido una comunicación fluida y constante durante su infancia, hay un trabajo duro sobre el que intervenir. Y ojo, no es imposible, pero sí más complicado, pero si lo podemos trabajar antes mejor que mejor.
La comunicación fluida en el hogar no consiste en interrogar a nuestros hijos e hijas desde pequeños con qué han hecho, con quién han jugado, qué han aprendido…. No son interrogatorios, es más, los padres y madres debemos arrancar en muchos momentos la conversación con alguna de nuestras experiencias para dar pie a que ellos intervengan.
No todos los niños son comunicativos ni muy expresivos, por lo que darles un “empujoncito”, guiarles en ese inicio es muy importante. Y los padres y madres somos el modelo de ello.
LA EDUCACIÓN EMOCIONAL
El último videoconsejo habla de este tema (os dejo aquí el enlace) y surgió a raíz de diferentes artículos que leí en los últimos días, algunas conversaciones y situaciones atendidas.
Uno de los artículos clave que me llevó a ello fue este de Eli Soler, fantástica compañera de profesión con un blog en el que trata temas sobre adolescencia que no podéis dejar de leer (si no la seguís estáis tardando).
En el artículo Eli hablaba de las emociones en la adolescencia, como a veces los padres y madres les cuesta entenderlas, los tópicos cogen peso y no se presta realmente atención a la necesidad de cada adolescente.
La adolescencia es una etapa complicada por todos los cambios que conlleva (físicos, emocionales, cognitivos, sociales) tanto para los menores, como para las familias, que hay momentos en los que la gestión de determinadas situaciones les resulta complicadas.
Con respecto al tema de las emociones, es importante que desde la infancia estas formen parte del vocabulario diario de los hogares, que los adultos identifiquemos y expresemos nuestras emociones ante una situación dada en el hogar o con los hijos, las vividas a lo largo del día y por qué.
Con ello, vamos orientando y guiando a nuestros hijos e hijas a formarse un vocabulario emocional, a expresar qué están sintiendo y por qué. Pero no solo eso, ayudar en la gestión emocional, ofrecerles pautas y estrategias para manejar las diferentes emociones según las situaciones es muy importante.
Reconozco que somos una sociedad en la que venimos de una baja educación emocional, no es algo habitual que generaciones pasadas expresaran determinadas emociones, y a muchos padres y madres les resulta difícil.
Sin embargo, es importante trabajar en ello, incluso totalmente recomendable asistir a talleres sobre el tema, e incluso a algunas sesiones de terapia para poder gestionar esas situaciones tanto personalmente como adulto, así como para poder guiar a los hijos e hijas.
LOS LÍMITES
Soy una clara defensora de que los menores deben tener límites, conocerlos y saber hasta dónde se puede llegar en qué situaciones y contextos. Igualmente, creo que deben existir consecuencias a los actos, tanto positivas como negativas, que ayuden a reforzar conductas adecuadas como a eliminar las inapropiadas.
Evidentemente, los límites se irán mostrando y planteando acorde a las edades y características de los menores, pero siempre desde edades tempranas. En ocasiones, no hace falta enfadarse, ni imponer, hablando con ellos y llevando a cabo unos planteamientos adecuados ellos mismos pueden regularse y conocer lo que pueden o no hacer.
Hay familias que les cuesta poner límites y consecuencias, no saben dónde “parar” a los hijos e hijas y les lleva a situaciones muy complicadas, desafíos constantes y riesgos en determinados momentos. A medida que se van haciendo mayores, esto se complica, las exigencias van a más, los desafíos, el debatir y rebatir sobre determinados aspectos, negarse, etc.
Por ello es importante trabajarlo desde pequeños, porque si llegamos a la etapa adolescente y nunca han tenido límites, la situación que se presenta no es fácil. Porque ahí los padres y madres desean “atar” más cerca a los hijos e hijas por miedos varios, tratan de limitarles, pero cuando han campado libremente… Os imagináis que no es un camino fácil.
Estos tres pilares, comunicación, educación emocional y límites, los considero claves para el desarrollo familiar y personal de los hijos e hijas, así como ejes a la hora de atender otros temas.
Hay temas que se rigen mucho por “cuando seas más mayor”, “ahora no es momento” o “no lo vas a entender”. Frases que seguro que se han dicho en alguna ocasión y suelen ir seguidas de preguntas complicadas o embarazosas (que son para los padres y madres, no para los hijos).
Entre estos temas me refiero a cuestiones sobre la muerte, el sexo, drogas… Preguntas o situaciones que a veces nos pillan de sorpresa y tratamos de evitar porque nos avergüenzan como adultos atenderlas a determinadas edades o no sabemos cómo atenderlas y soltamos ideas poco realistas.
Por ejemplo, el tema del sexo sigue siendo muy tabú en muchos hogares. Sin embargo, creo que es importante trabajar en una educación afectivo-sexual desde la infancia. Nuestros hijos e hijas descubren su cuerpo de pequeños, aprenden en el colegio con nueve o diez años la reproducción humana, órganos sexuales, la fecundación, el embarazo, y en la adolescencia su curiosidad va a más, además de que el cuerpo sufre cambios físicos.
Evitar estos temas no es lo más aconsejable, poder tratarlos con naturalidad es importante para ir avanzando en ellos según crezcan.
Si queréis conocer más sobre cómo poder afrontar estos temas en caso os aconsejo leer los artículos de Mamen Jiménez, más conocida como lapsicomami, que habla de educación afectivo-sexual en la infancia y a Eli Soler (os la he mencionado más arriba) en adolescencia.
Y como este tema, muchos otros. Si tenemos una comunicación fluida con nuestros hijos, si trabajamos la expresión emocional con naturalidad (igual de importante es reír que llorar), será más sencillo poder afrontar determinados temas con los hijos.
Para despedirme, solo me queda deciros una cosa…
«No dejéis para mañana lo que podéis hacer hoy»