VALORANDO EL ESFUERZO. NO TODO ES EL NÚMERO
– Menor: Mañana tengo el examen de sociales.
– Papá/mamá: Pues lo llevas fenomenal, así que menos de un 8 no quiero.
– Menor: Mañana tengo el examen de sociales.
– Papá/Mamá: Bueno, lo llevas bien, has estado estudiando mucho para él, es lo importante. Confía en ti, procura estar tranquila y concentrada.
La misma situación, dos respuestas diferentes de los padres, pero… ¿Cuál es la más acertada?
Desde mi punto de vista como psicóloga que trabaja con menores, la más acertada es la segunda. Y ahora os preguntaréis ¿por qué?
Porque es una respuesta que transmite calma, valora el esfuerzo y no genera una presión extra al propio hecho de afrontar el examen.
Llevamos un mes desde que comenzó el nuevo curso escolar y ya muchos estudiantes están comenzando a enfrentarse a los primeros exámenes del curso (aquí no hablo de las famosas evaluaciones iniciales, que son un tema aparte).
Así que, están comenzando las tardes de estudio, los fines de semana entre libros y algunas tensiones por lo que nos encontramos. Pero es importante como padres y madres saber gestionar estas situaciones.
En el artículo de hoy (trataré de ser breve), quiero compartir una reflexión acerca del peso que se le está dando al número y lo poco que en ocasiones nos fijamos en el esfuerzo.
Como padres y madres nos gusta que nuestros hijos saquen buenas notas, esto no se puede discutir. Pero realmente, ¿qué es lo que nos interesa? Que nuestros hijos saquen buenas notas, que nuestros hijos sean los primeros de la clase, que nuestros hijos se esfuercen, que nuestros hijos sepan gestionar los momentos, que nuestros hijos sean capaces de ver y analizar los errores para evitar volver a cometerlos…
Aquí cada uno puede dar respuestas diferentes acerca de sus intereses, de cómo son sus hijos, la relación, etc. Y con todo esto…
¿Qué es lo que os preocupa realmente?
Creo que aquí es importante hacer una reflexión y valorar qué es lo que se debe evaluar de los menores, porque en ocasiones se pierde la perspectiva y se generan situaciones complicadas en ellos.
Y ojo, que aquí llamo la atención tanto de los padres y madres, como de los docentes (no voy a cuestionar metodologías ni didáctica en el aula). Porque creo y considero que el número no lo es todo, pero se ha llegado un punto en el que ha cogido un peso que repercute en muchos aspectos del desarrollo de los menores.
¿Qué repercusiones está teniendo esto en los menores?
- Competitividad desde cursos muy bajos (hablo de primeros y segundo de primaria). «He sacado un 9, Lucía ha sacado un 5 y David ha sacado un 3».
- Falta de disfrute del aprendizaje. «Me lo aprendo de memoria para para sacar buena nota y listo, el resto me da igual, mis padres quieren que saque de 7 para arriba».
- Estrés académico. «Uff, tengo que sacar un 8, sino mi media baja, el profe y mis padres se disgustan y me llaman la atención». (Con respecto a esto escribí este artículo hace tiempo).
- Falta de motivación. «Tengo que estudiarlo porque lo dicen, pero no me apetece nada».
- Autoestima baja. «No llego a la nota que todos esperan de mí, no soy capaz, nunca llegaré».
- Autoconcepto distorsionado. «No valgo para esto, se me da fatal y no va conmigo».
Como se puede ver, muchos menores se comienzan a generar una visión de ellos mismos negativa en su parcela académica, al ver que no alcanzan ese objetivo numérico que alguien le ha podido decir o al que quieren llegar porque es lo que consiguen sus amigos.
Sin embargo, ¿Por qué no les decimos que lo que valoramos es su esfuerzo? ¿por qué no les decimos que el número es secundario y no tiene tanto peso en las primeras etapas? ¿Por qué no les motivamos y les hacemos partícipes del disfrute del aprendizaje?
Porque quizá todos hemos entrado en la rueda del número, por un lado porque hay padres y madres que colocan a su hijo en el ranking comparativo con el resto, por otro lado los docentes porque lo establece la ley y el número aparece en sus exámenes, y es en esto en lo que se fijan y ven los menores.
Con este artículo, quiero que reflexionéis sobre la presión innecesaria a la que se someten a los niños y niñas desde muy pequeños por un número (alto o bajo), porque esa presión tienen repercusiones en ellos mismos, en su desarrollo y en el rendimiento académico posterior.
Sé que en secundaria y bachillerato el número cuenta (no lo cuestiono). Sin embargo, si en primaria el número deja de ser tan importante y se valora el esfuerzo, el error, se analizan aquellos aspectos que cambiar, se reflexiona sobre las propias acciones, todo ello conjuntamente entre menores, padres, madres y docentes, en secundaria tendremos alumnos que se conozcan mejor, que sepan qué camino seguir, que valoren su esfuerzo y que vean los errores como puntos sobre los que actuar.
Así que papás, mamás y docentes, os pido que en este curso, valoréis el esfuerzo, analicéis los errores, guiéis a los y las menores en la reflexión de las propias acciones, y no centréis la atención en el número.
Porque un niño o niña que ve en su examen “sigue así”, “has mejorado mucho”, “muy buen trabajo”, y frases por el estilo son más motivadoras que ver un 5.
PD. ¿Recordáis vuestra infancia sin números y con NM (Necesita Mejorar) o PA (Progresa Adecuadamente)?