Psicología

ACTUEMOS ANTE EL ACOSO ESCOLAR

El pasado 2 de mayo se celebró el Día contra el acoso escolar, un día en el que se realizaron talleres en centros educativos, se publicaron artículos y entrevistas en los medios de comunicación y, por supuesto, las redes sociales se llenaron de mensajes relacionados con el tema empleando hashtags variados como #stopbullying, #noalacosoescolar o #díacontraelacosoescolar.

 

He de decir que llevamos meses, e incluso en los últimos dos o tres años, en los que el tema del acoso escolar ha cogido una gran importancia en los medios de comunicación. Esto ha sido, por desgracia, a los acontecimientos que se han producido en los centros escolares entre los menores, ya no solo en los Institutos de secundaria, donde inicialmente el tema era más alarmante, sino también en los centros de primaria, donde niños de 7 años sufren acoso escolar.

 

Reconozco que al ver o leer las noticias sobre los casos de acoso se me hace un nudo en el estómago, pero también siento rabia por lo que está sucediendo. Y si además, eres padre o madre, como es mi caso, la situación parece que la vives desde otra perspectiva por miedo a: “y si fuera mi hija o hijo”.

 

El acoso escolar es un tema de gran importancia social. No se debe buscar un único culpable, que en muchas ocasiones fija la atención en los centros escolares y concretamente a los docentes (por no ver situaciones dadas, por no dar importancia a determinados comportamientos, por no tomar medidas drásticas, etc), sino más bien pensar que todos, y recalco todos, estamos implicados: agentes sociales, políticos que establecen leyes, docentes, y, por supuesto, los padres también.

 

¿Por qué digo todos?

 

Porque ante una situación de acoso no podemos mirar a otro lado, no podemos esperar a que sean otros los que actúen mientras nos cruzamos de brazos, porque hay que dar la voz de alarma, porque hay que ayudar y hay que actuar.

 

¿Qué podemos hacer?

 

Siempre lo digo, ante el acoso escolar la base sobre la que se debe trabajar es la prevención.

 

Hay que llevar a cabo actuaciones y medidas en las que haya una serie de informaciones y contenidos dirigidos a los menores, en las que se trabajen temas como el respeto, la asunción de responsabilidad, la comunicación, el control de impulsos y emociones, etc. No solo esto, es importante darles a conocer las consecuencias del acoso, no solo para la víctima sino también para el acosador (aunque este tema da mucho debate, ya que muchas de las medidas tomadas dejan mucho que desear).

 

En esa prevención, también es importante trabajar con los padres. Deben estar alerta ante los comportamientos y actitudes de sus hijos, hablar con ellos (la comunicación es clave con los hijos y en la adolescencia aún más), conocer qué hacen y qué suelen ver con sus dispositivos móviles y tecnológicos (hay que recordar que el cyberbullying está tomando un gran peso entre adolescentes).

 

Por supuesto, no nos podemos olvidar de los docentes. Ellos requieren de formación para detectar y poder trabajar en el aula con sus alumnos ante determinados conflictos o situaciones que se presentan, tratando de mediar y evitando que la situación vaya a más.

 

Por  tanto, contar con profesionales que trabajen la prevención, implantar medidas para llevar a cabo en los centros escolares, desde infantil hasta secundaria, ya que el respeto, compañerismo, igualdad, empatía, etc, se debe atender desde la infancia, para asentar unas buenas bases en los valores y desarrollo de los niños.

 

A pesar de la prevención, el acoso se presenta y de muchas maneras, por tanto hay que actuar. Siempre lo digo, el más llamativo es el físico porque se ve, porque hay una marca, pero el más dañino para el menor es el acoso psicológico, ese que no se ve con un moratón, pero que deja una gran cicatriz emocional, de autoestima, valoración personal, autonomía, etc. Esta es la que tarda mucho en curar y la que lleva a tomar decisiones muy drásticas y duras, como en algunos casos ha sido el suicidio.

 

Es muy duro lo que acabo de escribir y me cuesta, porque hablamos de menores, pero sucede. Hay chicos que la única opción que encuentran para salir de la situación que están viviendo es “quitarse del medio”.

 

Con respecto a esto, ahora se está hablando de la serie de Netflix, Por trece razones. La he visto y reconozco que la situación vivida por la joven es la que sufren muchos adolescentes. Considero que hay escenas, momentos y secuencias que se pueden tener en cuenta y emplear como recurso en el aula para trabajar con los chicos. Incluso, recomiendo verla padres e hijos juntos para ver la realidad desde las dos perspectivas, ya que no es lo mismo como lo ven los padres a como lo hacen los hijos, tanto desde el análisis de la situación vivida por la joven como la de sus compañeros.

 

Volviendo a las actuaciones e intervenciones ante una situación de acoso algunos de los aspectos a tener en cuenta serían:

 

Como padres:

  • Observar si hay cambios en sus comportamientos, forma de hablar, actitud, rendimiento académico, rutinas, en el uso de sus dispositivos, si no quieren ir al centro escolar, si van sus libros o ropas rotas, tienen marcas físicas, etc.
  • Comunicarse con los hijos. Ante cualquier sospecha hablar con los menores, buscar un clima, un punto en el que conversar y tratar de analizar lo que le puede estar sucediendo, ofreciendo toda la ayuda y colaboración necesaria. Es importante evitar ataques, tonos de voz elevados o acusadores, lo importante es estar tranquilo y mostrar confianza al menor.
  • Hablar con los tutores del centro escolar. Comentarles la situación de los hijos, las sospechas o cambios observados, valorar cómo se comporta en el centro, su rendimiento académico, etc.
  • Buscar ayuda externa como psicólogos especialistas en el tema, que puedan guiar, ayudar y ofrecer pautas y herramientas adecuadas al menor y familia.
  • Asistir a agentes tutores de la policía en busca de orientación y ayuda.

Como docentes:

  • Estar alerta ante los cambios que se dan en menores. Suele ser llamativo en lo referente al rendimiento académico.
  • Valorar las situaciones conflictivas que se dan en el centro, motes, insultos, desplazamientos de compañeros, etc.
  • Hablar con los alumnos que pueden sufrir acoso, ofreciéndoles ayuda y confidencialidad tanto de tutores como de psicólogos del centro.
  • Identificar a alumnos que pueden ser acosadores y actuar con ellos, teniendo en cuenta el plan de intervención del centro y las medidas que se pueden llevar a cabo.
  • Contactar con las familias tanto del menor que sufre acoso como de los acosadores. Todos deben recibir información y conocer lo que está sucediendo, tratando de llegar a colaboraciones por el beneficio de los alumnos e hijos.

Ahora bien, las actuaciones no siempre deben estar encaminadas al menor acosado, también hay que trabajar con los menores que realizan conductas acosadoras, amenazantes y conflictivas con otros compañeros. No se trata de medidas únicamente de expulsión del centro escolar u orden de alejamiento, por ejemplo, sino de actuaciones de mediación y orientación psicológica para tratar de evitar que sigan llevando a cabo este tipo de acciones.

 

Sería importante que desde los altos niveles, se establecieran leyes que recojan las medidas que se deben aportar, así como establecer y financiar recursos para prevenir y actuar con todas las personas implicadas.

 

El acoso escolar es un tema muy serio, debemos tenerlo en cuenta y todos debemos actuar. No busquemos un único culpable, busquemos soluciones y medidas que contribuyan a su control. 

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