
ANSIEDAD EN LA ADOLESCENCIA
La ansiedad en la adolescencia es una de las consultas y preocupaciones de adolescentes, familias y docentes. Y es que, una de las emociones que viven en mayor intensidad las personas adolescentes, es la ansiedad.
Recordemos que la adolescencia es una etapa de cambios en muchas parcelas de la vida adolescente. Cambios físicos, cambios emocionales, psicológicos, sociales y académicos (estos no se pueden perder de vista). Todos estos cambios implican aceptación, conocimiento y comprensión de lo nuevo que se está viviendo.
No tenemos que pensar que estos cambios son, únicamente, vividos, afrontados y gestionados por la persona adolescente, también por las personas que le rodean (familia, docentes, amistades, etc). Porque son cambios que influyen en la propia persona, pero también en la relación con las demás.
En este artículo, en el que el eje central es la ansiedad en la adolescencia, me gustaría aclarar varios puntos. Y es que a veces perdemos perspectiva sobre las emociones y eso influye sobre la gestión de las mismas.
En primer lugar, la ansiedad es una emoción que todas las personas sentimos y experimentamos en diferentes momentos, situaciones o experiencias de nuestra vida.
Tenemos que tener en cuenta que la ansiedad tiene una función adaptativa, de ponernos en alerta, activarnos para tomar decisiones, e incluso para rendir mejor. Esta última se llama «ansiedad óptima».
Las personas sentimos la ansiedad ante situaciones complicadas, peligrosas, en las que no tenemos todo el control. Aquí la ansiedad es adaptativa y acorde a la situación que tenemos delante.
Sin embargo, cuando la ansiedad es muy intensa sin un desencadenante acorde a ella, provocando una crisis de ansiedad, también llamado «ataque de pánico», nos encontramos con una emoción que no es adaptativa. Esta emoción en nivel de intensidad elevado, que no es adaptativa, se repite a lo largo del tiempo, en diferentes contextos que no son peligrosos, e incluso en momentos que no hay un desencadenante identificado, es cuando se habla de trastorno de ansiedad generalizado. Ante este, la intervención, tratamientos y actuaciones llevadas a cabo son diferentes.
Por ello, es muy importante identificar qué sentimos, en qué momento y por qué. Y es que, de esta manera nuestra identificación, expresión y gestión emocional variará considerablemente.
Cuando trabajo con adolescentes en intervención individual o en talleres de diferentes temáticas, una de las emociones que más mencionan es la ansiedad. Identificándola en diferentes situaciones y experiencias. Sin embargo, uno de los objetivos que trabajamos en esos momentos es analizar esa emoción y todo lo que conlleva.
Siempre les digo que la emoción no es solo decir “ansiedad”, sino que engloba mucho más, y conocer e identificar todos esos “satélites” que la rodean ayuda en la manera en que la afrontamos y gestionamos.
Por ello, identificar las situaciones, los pensamientos, las reacciones de nuestro cuerpo y las conductas que realizamos ante la ansiedad nos ayudará a gestionarla.
Con esto, trato de mostrar lo importante que es que acompañemos y guiemos a las personas adolescentes en sus emociones, y en este caso en la ansiedad. Para que así podamos ofrecer herramientas y estrategias adaptadas a sus necesidades y características.
Las personas necesitamos unas estrategias y recursos diferentes para gestionar nuestras emociones. Siempre les digo a mis adolescentes que es importante tener una caja de herramientas. Una caja de herramientas para gestionar las emociones que surjan en diferentes momentos y contextos.
Por un lado, tendremos herramientas para controlar la activación fisiológica que se desencadena. Esta puede ir desde agitación, temblores, palpitaciones, opresión en el pecho, sudoración, etc.
En segundo lugar, ofreceremos herramientas para controlar los pensamientos, que es uno de los componentes más complicados de la emoción. Y es que, es fácil entrar en un bucle de pensamientos, que ayudan poco. Por ello, estas herramientas tienen que ir encaminadas a parar, cambiar el foco, escribir, dibujar…
Una caja de herramientas adaptada a cada persona, de manera que ayude a gestionar la ansiedad.
Una de las expresiones que más se dice es “relájate”. Y yo os digo «Como si fuera fácil». Es una de las expresiones que dicen las personas cuando ven a otra con ansiedad. Y es que, en esos momentos es complicado relajarse, porque hay que atender a diferentes puntos o factores para ayudar a “relajarse” y gestionar la ansiedad. Hay que prestar atención a diferentes aspectos, desde las reacciones fisiológicas hasta los pensamientos.
El acompañamiento e intervención de la ansiedad en la adolescencia implica varios aspectos:
- Conocer a la persona adolescente, sus características, necesidades y demandas personales.
- Trabajar e identificar con ella las situaciones y momentos en los que siente esta emoción.
- Analizar qué reacciones fisiológicas tiene y en qué grado se presentan.
- Cuáles son los pensamientos más habituales que tiene.
- Buscar estrategias y recursos, en muchas ocasiones materiales, que la ayuden en la gestión de la ansiedad como emoción.
Recordemos que cuando la ansiedad se presenta con ataques de pánico, no es adaptativa, sino limitante, se mantiene en el tiempo, en diferentes contextos y situaciones sin riesgo o peligro aparente, podemos hablar de trastorno de ansiedad generalizada. Aquí la intervención y tratamiento variará como os he indicado.
Para entender un poco más de este tema, me gustaría recomendaros un libro que ya compartí, Ansiedad. A mí también me pasa.
La ansiedad es un tema amplio, como el resto de las emociones, por todo lo que tienen a su alrededor, el impacto en nuestro desarrollo y desenvolvimiento. Por ello, seguiré compartiendo algunos recursos con herramientas para trabajar sobre los «satélites» que acompañan a la ansiedad en la adolescencia y en otras etapas de la vida. Evidentemente, muchas de esas herramientas nos pueden ayudar a gestionar otras emociones.
Por último, recordad que si necesitáis orientación y ayuda como familia y para tu vuestra adolescente, buscad ayuda profesional.