¿CAMBIAMOS LA EVALUACIÓN UNIDIRECCIONAL?
Seguro que muchos al leer el título de este artículo os estaréis preguntando, ¿qué quiere contarnos hoy María Jesús?, ¿a qué hace referencia con lo de la evaluación unidireccional?, ¿qué nos va a plantear?
Pues bien, el artículo de hoy vuelve a ser una reflexión personal acerca de las evaluaciones en los centros escolares (reflexiones de esas que me gusta compartir de vez en cuando con vosotros). Como siempre digo, desde el respeto podemos opinar, compartir y debatir sobre temas de diverso interés.
En el artículo que comparto, vamos a ir por pasos, desgranando varios aspectos.
En primer lugar, qué quiero decir con evaluación unidireccional.
Muy sencillo, la evaluación que se lleva a cabo en la mayoría de los centros escolares. Del profesorado a los alumnos. Así de claro.
Esta evaluación puede ser a través de diferentes elementos y criterios como son exámenes, trabajo en el aula, actividades diarias, trabajos voluntarios, participación, etc. Cada una de ellas con un porcentaje en la evaluación final según las decisiones acordadas por cada profesor.
Con respecto al tema de las evaluaciones y presiones que pueden vivir en determinados momentos el alumnado, escribí un artículo la semana pasada hablando sobre el estrés académico, si queréis saber sobre el mismo aquí os dejo el enlace.
Ahora bien, si queremos avanzar en el cambio del sistema educativo, en los modelos actuales y metodologías de enseñanza, debemos ir más allá, implicando otro aspecto importante como es la evaluación.
Evaluar al alumnado siempre se va a llevar a cabo, empleando diferentes pruebas, métodos o criterios. Esto lo tenemos todos claro. Pero ahora viene la segunda parte del artículo.
¿Y si pasamos de evaluación unidireccional a una bidireccional?
Sí, aquí viene el grueso de mi reflexión. Por qué son solo los profesores los que evalúan a los alumnos, ¿los alumnos no podrían evaluar a sus profesores?
Tema espinoso el que acabo de presentar, lo sé. Y sé que muchos no estáis de acuerdo, pero ahí va mi opinión.
Los profesores evalúan los aprendizajes y acciones de sus alumnos, eso está claro, pero quizá el profesorado también necesite conocer varios aspectos como los siguientes:
- Cómo está siendo su intervención en el aula
- Cómo está llegando a su alumnos.
- Qué aspectos están funcionando y cuáles no.
- Qué les gustaría a sus alumnos que cambiara de la metodología.
- Cómo se sienten en el aula ante determinadas situaciones.
Y como estas podemos plantear muchas más cuestiones, porque sí, poder conocer desde otros puntos de vista nuestras actuaciones puede ser muy enriquecedor para el propio desarrollo profesional, y más aún cuando hablamos de educación.
Además, esto debe llevar a una autoevaluación, como profesores, acerca de la labor y actuaciones que se están llevando a cabo.
Desde mi punto de vista, creo que no debería ser un tema que genere ampollas. ¿Por qué?
Porque si se quiere cambiar y buscar una mayor implicación, esto pasa por conocer cuáles están siendo las actuaciones que cada docente lleva a cabo en el aula y cómo se pueden modificar, atendiendo a lo planteado y analizado.
Quiero recalcar y aclarar una cosa, la evaluación que planteo bidireccional es desde el profesorado al alumnado y desde el alumnado al profesorado. Aquí no participan inspectores educativos, ni miembros de las consejerías de educación, ni otros profesores, etc.
Lo que planteo es que los profesores puedan presentar una serie de preguntas a los alumnos, que respondan anónimamente (por eso del miedo a qué escribo), así como poder hablar en el aula sobre las actuaciones llevadas a cabo, qué les gustaría cambiar sobre la metodología que sigue el profesor, cómo viven el momento exámenes, qué piensan sobre la estructura del mismo, etc.
Se pueden tratar diversos temas sobre las actuaciones del profesorado en el aula, así como el profesorado sobre sus alumnos. Generando una autoevaluación de cada uno (profesores y alumnos) acerca de lo que se puede cambiar o no.
Si hacemos esto, ¿qué podemos conseguir en el aula?
- Mayor comunicación profesor-alumnos.
- Establecer acuerdos entre amabas partes sobre el desarrollo de las materias en el aula.
- Confianza en el docente, viéndole como una persona a la que se le pueden plantear cosas que puedan favorecer el cambio.
- Adaptarse a las necesidades que pueda presentar el aula.
- Conocer a los alumnos, sus gustos e intereses sobre cómo aprender.
- Motivación por parte del alumnado al trabajar acorde a intereses y necesidades.
Si hablo de esto, es porque sé que este tipo de actuaciones y valoraciones pueden ser muy positivas y gratificantes a la hora de trabajar con los menores.
Muchos asistimos a cursos formativos (entre ellos profesores) y en ellos se plantea la evaluación del curso y del profesorado. Por qué, porque ayuda a la mejora de las actuaciones planteadas.
En mi caso personal, como sabéis soy psicóloga, trabajo con menores y familias, en los cursos y charlas que imparto para centros o AMPAS me gusta pasar una evaluación sobre la actividad, el desempeño del mismo, aspectos a modificar, etc. No solo en estos, en mis talleres grupales con los chicos también lo hago y me ayuda muchísimo de cara a los siguientes encuentros.
Y aunque os pueda sorprender, en mis sesiones individuales también lo hago. Teniendo días en los que toca esa evaluación bidireccional, porque se ve que hay aspectos de ambas partes a tener en cuenta, que podemos hablar y reflexionar sobre ellos. Con esto consigo mayor confianza, flexibilidad y adaptación a la persona que tengo delante de mí, así como conocer cómo percibe la otra parte mis actuaciones y planteamientos.
Así que, ¿Os animáis a pasar de una evaluación unidireccional a una evaluación bidireccional? En vuestras manos está.
Dácil
Buenísimo. Hay que saber siempre lo que los alumnos piensan y esperan de los profesores. Nunca hay que temer a las críticas. Al contrario. No somos perfectos ninguno, pero si queremos mejorar, con un objetivo concreto, necesitamos el feed back
María Jesús Campos Osa
Muchísimas gracias Dácil!!
Como bien dices, el feedback es muy necesario, conocer cómo estamos desarrollando nuestra labor desde la perspectiva de quienes la reciben es fundamental para avanzar. No somos perfectos, cometemos errores y al igual que a los alumnos que del error se aprende, el docente también debe tener esa máxima presente, porque nos ayuda a crecer y evolucionar.
Un abrazo y gracias por tu comentario!
Erika
Hago formación de docentes en ingles y español. Cuando hablamos del concepto de formative assessment, estamos hablando del concepto de evaluación bidireccional, en que los profesores recaudan información sobre sus alumnos con el fin de usarla para adaptar la lección a sus necesidades. Es un cambio radical de mindset. La evaluación no existe solamente para calificar y enviar reportes sino para impulsar la planificación de las lecciones a la medida de las necesidades especificas de los alumnos.