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THE MIND Y UN GRUPO DE ADOLESCENTES. UNA EXPERIENCIA PARA APRENDER Y DISFRUTAR

La pasada semana disfruté de una nueva sesión con mi grupo de adolescentes en el taller de Habilidades Sociales y Gestión emocional.

En este taller compartimos momentos, analizamos situaciones, hablamos, nos escuchamos, nos aconsejamos, y por supuesto jugamos (y mucho).

Pues bien, ya os comenté hace unas semanas en un artículo la experiencia vivida con este grupo con un escape room de bolsillo, ¡Escapa! La Prueba Final (aquí podéis conocer un poquito más de la experiencia). Sin embargo, en nuestro último encuentro disfrutamos de un juego que genera tensión, risas y ganas de seguir más. Os hablo de The Mind, de la editorial Mercurio Distribuciones.

 

Os confieso que para mí (y ojo que esto es opinión personal) The Mind, más que un juego se ha convertido en un “experimento grupal” (y está entrecomillado, no es un experimento como tal)con las personas con las que estás desarrollando y disfrutando el juego.

 

¿Por qué?

Porque te permite ver y analizar cómo nos comportamos ante una situación de tensión, en la que la comunicación verbal no está presente, pero la no verbal coge un peso muy importante (aunque debe estar muy controlada).

 

Para que entendáis un poco en qué consiste The Mind, decir que es un juego de cartas en el que  hay que colocar los valores de las cartas en orden ascendente (van del 1 al 100), sin conocer (lógicamente) los valores que tienen el resto de participantes. En función del número de jugadores, de 2 a 4 (aunque en algún momento pueden ser cinco) se tiene una serie de vidas y una estrella ninja (que permite en un momento de «bloqueo» deshacerse de la carta más baja que cada jugador tenga en su mano).

 

Además, el objetivo del juego es superar niveles, hay del 1 al 12, en función del nivel en el que nos encontremos recibimos en nuestra mano ese número de cartas. Por ejemplo, nivel 1, una carta cada jugador, nivel 3, tres cartas en mano cada jugador.

 

Es un juego en el que no hay turnos (aspecto que en ocasiones cuesta asimilar, sobre todo a menores, acostumbrados a esperar cuando les toca tras un jugador), sino que cada uno debe soltar o esperar a echar alguna de sus cartas según los valores que estén sobre la mesa o aún no haya ninguno.

 

Y evidentemente, el azar de las cartas que reciba puede generar que todos tengamos valores muy altos, muy bajos, consecutivos, muy alejados… Y suceden múltiples combinaciones, os lo puedo asegurar porque he jugado varias partidas y con diferentes grupos y las situaciones que se viven son muy variadas.

 

Volviendo a mi experiencia con mi grupo de adolescentes, decir que ha sido muy diferente a la vivida con un grupo de adultos. También es cierto que con los adolescentes trato de ver diversos aspectos y valorarlos posteriormente con ellos.

 

También he de decir que la evolución de los menores durante el desarrollo del juego y el paso de niveles fue considerable. ¿Por qué?

 

Porque iban asimilando el proceso del juego, iban detectando el comportamiento de sus compañeros, iban controlando los tiempos, se iban soltando más y mostraban más confianza a la hora de lanzarse o esperar a soltar una carta. Además, llega un momento en el que había más autocontrol de cada uno de ellos a la hora de actuar.

 

¿Cómo fue la evolución?

Pues bien, en un primer momento se observa y se ve perfectamente el comportamiento, características, actitudes y habilidades de los menores.

  • El menor más impulsivo, enseguida suelta las cartas, tiende a esperar menos a las reacciones de sus compañeros, se lanza rápidamente sin analizar.
  • El menor que es más tímido, inseguro, espera mucho en el momento de soltar la carta, muestra mucha indecisión por miedo a equivocarse y fallar.

Ante el valor de las cartas, ellos mismos comienzan a mostrar gestos y a manifestar una comunicación no verbal claramente  (inclinarse hacia delante y tocar una carta, echarse hacia atrás como tiempo de espera, dejar una carta sobre la mesa boca abajo…) Todo esto daba información al resto, pero no se hace conscientemente, en ocasiones es inconsciente por el mero hecho de no poder actuar pronto, por ejemplo.

 

Ahora bien, es un juego en el que se falla, y se falla en muchas ocasiones. Este era el momento en el que trabajábamos esa frustración, que he de confesar era muy baja, porque al ser un trabajo entre todos iban asumiendo que cada uno con sus comportamientos no verbales podían llevar a confusión.

 

Sin embargo, ese fallo en el juego es maravilloso. ¿Por qué?

 

Porque nos permite analizar y valorar por qué hemos podido fallar, ver los valores en la mesa, el tiempo transcurrido, el comenzar a hablar sobre por qué es importante lanzar antes unos valores u otros…

 

Este es uno de los aspectos que nos permite The Mind sobre todo a la hora de trabajar con menores, y en mi caso con menores que presentan determinadas dificultades de aprendizaje o comportamiento.

El juego permite ver esas características claramente en cada uno de ellos, además de poder analizar junto a ellos esas características.

 

Os pongo el ejemplo de uno de los chicos. Es impulsivo, le cuesta mucho el tiempo de espera, quiere ser el primero en muchos momentos y le resulta complicado esperar, además de querer dirigir a los demás, sin embargo en el juego no podía, porque no se requiere un líder, ni es condición indispensable la rapidez o impulsividad. Pero en las primeras rondas se veía su necesidad de soltar, le quemaban las cartas en la mano, no mantenía el control del tiempo y el respeto de cómo los demás lo gestionaban. Poco a poco iba autoregulándose y según sus valores, sus actuaciones fueron modificándose, hubo momentos en los que la tensión y la espera le generaba inquietud, pero lo controlaba.

 

¿Qué hacíamos? Una vez pasado el nivel o una vez surgido el fallo se analizaba, e incluso entre todos los compañeros mostraban cómo veían ellos determinadas actuaciones y cómo repercutía en el desarrollo del juego, asumiendo todos sus actos (soltar, esperar, mirar mucho…) y las consecuencias de ellas.

 

Creo que es un juego que da para conversar y analizar cómo te puedes sentir en esos momentos de tensión, en esos momentos de tomar una decisión, pero que no se sabe cómo repercute al grupo, analizando que no solo va en tu interés personal, sino en uno grupal.

 

Mi experiencia ha sido muy muy buena con adolescentes, si tenéis oportunidad de vivir alguna partida con ellos no la dejéis pasar porque os permitirá conocerles un poquito más y ver cómo se van adaptando a la situación.

 

P.D. Y por supuesto, con adultos podéis pasar un rato muy divertido entre amigos o en familia.

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Un comentario

  1. Born To Be Pank

    29 Oct 2018 - 10:39 am

    Genial tu análisis y puesta en práctica del juego.
    Creo que es ideal para jugar en grupos que ya se conocen y así analizar las dinámicas que se dan.
    Gracias por traernos estos posts tan interesantes!

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