Educación

ENSEÑAR Y APRENDER PARA LA VIDA

Hace unos días vi este reportaje  sobre el colegio Amara Berri de Donostia en el programa La Aventura del Saber, acerca de cómo trabajan los contenidos del currículo oficial, debatiendo sobre el por qué de las cosas y la proyección de lo aprendido y trabajado. Este reportaje me encantó y pensé: “Ojalá en muchos colegios se llevara este planteamiento de enseñanza educativa”.

 

Sí, una enseñanza adaptada a las necesidades de los alumnos, porque cada uno es diferente, una enseñanza adaptada a las exigencias de la vida, adaptada a lo que los niños se van a encontrar el día de mañana o al salir del colegio, una enseñanza en la que se trabajan contenidos del currículo adaptados a situaciones diarias.

 

Y viendo esto, surgen toda una serie de cuestiones:

  • ¿Por qué no trabajar cálculo mental o el dinero con una tienda en el aula?
  • ¿Por qué no trabajar las cantidades con alimentos u objetos?
  • ¿Por qué no trabajar la expresión escrita con la creación de cuentos?
  • ¿Por qué no trabajar la expresión oral con la presentación de los propios proyectos o con un debate sobre un tema?
  • ¿Por qué no trabajar los tipos de plantas y árboles con una ruta por el campo?
  • ¿Por qué no aprender el cuidado y crecimiento de algunos alimentos con un huerto?
  • ¿Por qué no conocer historia visitando lugares, viendo películas o buscando información en la biblioteca e internet?
  • ¿Por qué no aprender a manejar el ordenador elaborando un periódico escolar?
  • ¿Por qué no aprender jugando, que es lo que más les gusta a los niños?

Y podemos seguir con muchos más «por qué no», según se nos ocurran contenidos o planteamientos a trabajar con los alumnos en las aulas.

 

Es cierto que cada vez hay más centros escolares que trabajan a través de proyectos (ABP), dejando de lado el libro de texto como tal, pero empleando otros recursos y otros manuales para atender a los contenidos que enseñar y aprender. Por otro lado, también tenemos el aprendizaje basado en juegos (ABJ), del que ya hemos hablado en este blog en el artículo ¿Aprender jugando?, tipo de aprendizaje del que soy una fiel seguidora y defensora gracias a muchos docentes y formadores ( Óscar Recio, Manu Sánchez, Ignacio Maté, Fernando Trujillo, Clara Cordero, Pepe Pedraz) que lo ponen en práctica en su día a día con sus alumnos en diferentes contextos educativos.

 

Con respecto a los docentes que hacen cosas diferentes en las aulas, me gustaría destacar aquí a una maestra que he conocido hace poco a través de las redes sociales, es Beatriz Cánovas que lleva a cabo el proyecto Hogwarts en el Colegio Valle del Miro con alumnos de 5º de Primaria, y no muy lejano de mi centro de trabajo, ya que compartimos municipio. Así que, os recomiendo visitar su página y todo lo que hacen porque es muy interesante

 

Como ya hemos mencionado en otras ocasiones, la vida va cambiando, las demandas y necesidades también, así como las exigencias para los menores. Así que, según todo esto, habrá que adaptarse a esos cambios y facilitar una enseñanza en la que se prepare para la vida, en la que se aprenda de manera práctica y dinámica, en la que los contenidos trabajados se puedan aplicar a la realidad y al desenvolvimiento en el entorno social, y por supuesto una enseñanza en la que fomentemos la creatividad e imaginación, porque en un futuro a nuestros jóvenes se les exigirá que tiren de ella.

 

Y sí, aunque empleemos el libro de texto como apoyo, como referencia, o como un recurso más en el aula, lo podemos y debemos compaginar con otras herramientas y con otras formas de atender los contenidos. Porque siguiendo al hilo de esto…

 

¿Os imagináis un colegio en el que haya aulas y en cada una encontremos contextos diferentes?

 

Sería una maravilla poder decir: “vamos a trabajar el dinero, así que nos vamos a comprar y vender a la tienda del pasillo azul”; “se acerca la hora de comer, momento de preparar los ingredientes y cantidades para realizar una paella”; “Hora de entrenamiento físico, pieza importante para una vida saludable”, «Comenzamos con el crecimiento de las plantas, vamos al huerto a ver como van nuestras lechugas y analizamos». Y como esto mucho más…

 

Puede parecer una utopía, un planteamiento muy fantástico, sin embargo algunos colegios van dando pasos en esta dirección. Así que, ¿Se podría hacer? Claro que sí, con una serie de propuestas al respecto:

  • Ilusión por cambiar la metodología tradicional.
  • Implicación de la comunidad educativa, tanto profesores, padres como alumnos.
  • Creatividad para ir más allá y buscar cosas diferentes.
  • Distribución de los espacios según las propuestas.
  • Búsqueda de nuevos recursos para el desarrollo de las clases.
  • Y sobre todo, ganas, muchas ganas de luchar y seguir adelante ante las adversidades que puedan surgir.

Ahora bien, con todo esto no quiero decir que deban desaparecer de las aulas libros o clases magistrales, como bien decía Ignacio Maté en su recomendable artículo:  Me gustan las clases magistrales. Una clase magistral puede ser muy motivadora, generadora de debate, fascinante y que consiga “enganchar” a los alumnos y favorecer grandes aprendizajes. Por ello, deben seguir existiendo y los docentes que las saben desarrollar y gestionar de manera adecuada, deben seguir haciéndolo.

 

Sin embargo, podemos ir introduciendo pequeñas variantes en las aulas, ideas o elementos que rompan con las expectativas, generen asombro y capten la atención de los alumnos. Como bien dice María Acaso, comenzar la clase con un elemento nuevo e inesperado consigue atraer a los alumnos y comenzar una nueva dinámica en el aula. Ella explica cómo reaccionaron sus alumnos de Bellas Artes cuando apareció con una sandía y la cortó formando un cuadrado. Os recomiendo leer este artículo titulado Profesoras contra las pedagogías tóxicas, del periódico El País, en el que tanto María Acaso como Clara Megías hablan de modificar aspectos del aula para conseguir motivar y favorecer la atención de los estudiantes.

 

Introducir cambios en el aula, iniciar la clase con un elemento sorpresa, emplear juegos y dinámicas, pedir a los alumnos buscar información antes de tratar un tema, favorecer el trabajo en equipo, reforzar la expresión oral y también la escucha activa… Son aspectos a tener en cuenta en el aula y hay que trabajarlos de manera que fomenten un aprendizaje para la vida, para ser prácticos y para poder aplicarlos en diferentes entornos.

 

No todo debe ser memorizar hechos históricos, tipos de plantas o animales, conceptos, fechas, etc y repetirlas como un loro. El colegio e instituto debe aportar y enseñar mucho más y justo aquí hay que empezar a trabajar.

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