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FAST FOOD FEAR… ¡EL TIEMPO NOS COME!

Los que seguís este blog y me seguís en las redes sociales, ya conocéis mi interés y mi uso de juegos de mesa para trabajar contenidos y potenciar capacidades de los menores.

 

Sí, los juegos de mesa son un recurso muy útil y potencian el desarrollo de los menores.

 

Siguiendo con mi línea de emplear juegos en los talleres psicopedagógicos que llevo a cabo, en esta ocasión hemos probado un juego nuevo que adquirí en verano, el llamado Fast Food Fear de la editorial Devir.

 

He de confesar que es un juego que tenemos en casa y al que le hemos dedicado tardes de juego, diversión, tensión y por supuesto risas. Por lo que decidí tenerlo en el centro para trabajar con mis chicos de diferentes talleres y de sesiones individuales.

 

Lo bueno de los juegos de mesa es que si los conoces puedes adaptarlos a las necesidades de tu grupo o menor con el que te vayas a enfrentar, en mi caso en sesiones y talleres psicopedagógicos.

 

Seguro que algunos que estáis leyendo este artículo ya conocéis este juego y otros ni lo conocíais, pero tranquilos, aquí os dejo un vídeo donde explican su funcionamiento.

 

Como veis se trata de dar de comer a unos invitados muy especiales, unos monstruos muy glotones con unas comandas muy “saludables”, pero con un hándicap, un reloj de arena que nos estresa para sacar la comida.

 

Es un juego cooperativo, aspecto a tener en cuenta y positivo cuando se trabaja con determinados grupos de chicos, ya que entre todos los jugadores tienen que alimentar a esos clientes tan impacientes.

 

Leyéndolo ya muestra la sensación de rapidez y estrés, tener que hablar y despertar al compañero que se queda pensativo sobre qué carta descartar o emplear. Aquí quedarse dormido no está permitido.

 

Visto esto, mi artículo trata de ir más allá. El objetivo del mismo es presentaros qué capacidades y aspectos favorece este juego cuando se trabaja con menores.

 

Aclarar que yo lo empleé con Macarena y Víctor, dos niños que presentan dificultades de atención (pensareis que fui una “killer” lanzándome a emplear este juego con ellos) y que asisten a un taller de “Aprendiendo a estudiar”, cuyo objetivo es ofrecer recursos y estrategias para establecer hábitos de estudio y mejorar el rendimiento académico.

 

Contaros que en primer lugar los chicos leyeron las instrucciones, así trabajamos comprensión lectora, después jugamos una partida rápida sin reloj, para que pudieran conocer y explorar el juego, así como resolver algunas dudas que pudieran surgir. Una vez esto, sí, comenzó la partida de verdad, con el reloj de arena y el tiempo pisándonos los talones.

 

La primera partida perdimos, no pudimos dar de comer a los monstruos, pero me encantó lo que sucedió: «María Jesús, vamos a echar otra partida, ya hemos pillado cómo se juega, tenemos que ganar, es muy divertido». Y sí, echamos otra, y qué pasó, ¡Ganamos! Imaginaros sus caras de satisfacción y diciéndome cuando lo volveríamos a usar. Es un juego que estresa, pero engancha.

 

Tras la experiencia vivida, el análisis detenido de la misma y del juego…

 

¿Qué aspectos potencia Fast Food Fear?

  • Trabajo en equipo. Como ya he indicado es un juego cooperativo, así que entre todos deben participar y colaborar para conseguir el objetivo.

Chicos que presentan dificultades de atención, impulsivos o bajo manejo de las habilidades sociales, trabajar en equipo como requiere este juego les supone un esfuerzo extra, por un lado porque deben estar atentos a sus cartas, controlar sus impulsos, escuchar y respetar los turnos, además deben ayudar al resto de su compañeros.

  • Memoria. Recordar qué cartas tienen mis compañeros, qué necesita el monstruo para comer, quién va a dar de comer a cada monstruo según las cartas que tenga cada uno.

En este juego la memoria es fundamental, son muchos momentos en los que recordar elementos y mecánicas del propio juego, por ejemplo las cartas, cómo poder usar los eventos de la mejor manera posible para que llegue la carta al compañero correspondiente, entre quiénes pueden cambiarse cartas, etc.

 

No es sencillo, ya que queremos en muchos casos que una carta llegue a un compañero, pero no está el evento necesario, lo que genera más tensión entre los participantes y si le sumamos que no sale ese alimento a quien le vendría perfecto, todo es más estresante aún.

  • Atención. Ya lo he indicado, hay que estar atentos durante toda la partida. Es un elemento clave y exigente de Fast Food Fear.

Fijarse continuamente en lo que come cada monstruo, qué cartas tengo, de cuáles me tengo que quitar y desechar es básico y nos exige atención plena en el juego. Aquí no vale distraerse porque repercuten en todos los compañeros mis “despistes”.

  • Comunicación. Hay que hablar, es fundamental para llegar a acuerdos sobre quién saca la comanda de cada monstruo según las cartas de cada uno.

La expresión oral, clara y directa es requerida, no vale “irse por las ramas”. Así que: “tengo estos alimentos y puedo dar de comer a este monstruo, pero me falta la hamburguesa”, o “yo no puedo dar de comer, pero puedo pasar esta carta a este jugador”. Y la expresión que se dice con mucha energía, alto y claro es: “¡tengo un reloj de arena!” (aquí todos los jugadores respiramos un poco, os lo aseguro).

 

Así para muchos chicos que comprimir y resumir la información les resulta complicado, este juego les “obliga” y  guía en ello.

  • Frustración. No es sencillo gestionar que no sale la carta deseada, que el tiempo se acaba y se diluyen las posibilidades de ganar.

Aquí no vale tirar las cartas y decir: “lo dejo, no puedo”, porque es cooperativo y se debe estar en el juego, hay azar y no sabes en qué momento puede salir la carta tan necesaria y deseada. Así que, gestionar esa tensión y frustración porque no todo está controlado es clave. Sobre todo con chicos impulsivos, les hace que frenen y se gestionen para colaborar adecuadamente, además de permitirles expresarse y dar voz a lo que les pasa durante el juego.

  • Gestión del tiempo. Si no hubiera tiempo el juego perdería parte de su “chispa”, ya que el tiempo hace generar esa tensión, esas risas, esos intercambios rápidos entre jugadores, etc.

Para muchos menores la gestión del tiempo es un aspecto a trabajar, ya que deben focalizar la atención en aquello que es importante, para así poder realizar lo correspondiente en el tiempo marcado, evitando así invertir horas (que son poco productivas).

 

Fast Food Fear es un juego que da pie para trabajar la gestión del tiempo y el uso adecuado del mismo para un buen rendimiento.

  • Control del estrés. Esto nos lo exige a todos, niños, adolescentes y adultos. Es un juego estresante y de tensión, no se puede negar.

Por ello controlar esos momentos es clave, poder parar internamente, respirar y pensar, sobre todo cuando se da la vuelta al reloj de arena, que permite hablar más reposado y relajarse un poco.

 

Y por supuesto, nos aporta Diversión. Sí, Fast Food Fear es divertido, te echas unas risas a pesar de vivir momentos de tensión, de gritar al compañero en un momento dado o de sudar por no conseguir sacar una comanda.

 

Así que, como digo en muchas ocasiones, los juegos hay que probarlos, conocerlos, poder adaptarlos y manejarlos de acuerdo a los grupos y participantes con los que trabajemos, el objetivo y la finalidad que busquemos.

Una vez visto todo esto…

¿Os animáis a dar de comer a estos monstruos tan impacientes?

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