Dificultades de aprendizaje

LO PRIMERO DE TODO… NOS TENEMOS QUE CONOCER

La cuenta atrás para el inicio del curso ha comenzado y los centros escolares comienzan a abrir sus puertas… Nervios, ganas e ilusión comienzan a invadir a profesores y alumnos (cada uno lo vive a su manera y de distinta intensidad, eso hay que tenerlo en cuenta y respetarlo).

 

Antes de continuar, aclarar que el artículo de hoy será el primero de una serie de post que iré compartiendo en este blog, con el objetivo de ofrecer una serie de recomendaciones y pautas para trabajar con alumnado que presenta dificultades de aprendizaje o trastornos de conducta, o cómo poder intervenir ante diversas situaciones complejas que se puedan presentar en el aula.

 

Esta nueva categoría surge como propuesta de algunos maestros, así como por las reflexiones y consultas recibidas de manera particular en el centro psicopedagógico, en reuniones o en eventos con docentes. Así que, no serán artículos de cuestionar la labor docente (nunca lo he hecho ni lo haré) porque respeto muchísimo la labor que hacen, sino que será un espacio en el que compartir recursos, pautas y estrategias que faciliten y colaboren con las metodologías del aula seguidas por los docentes.

 

Y ahora sin más dilación, arranca el artículo…

 

En estos primeros días, los que primero se incorporan son los docentes y tras ellos los alumnos y alumnas. Son días de ultimar detalles del aula, de recursos, reuniones…, pero también días en los que se reciben reciben los listados de nombres de los alumnos de la clase (que para muchos en ese momento no tienen cara), pero que, en ocasiones, pueden llevar asociado un informe o un expediente en el que aparecen términos como dislexia, TDAH, discalculia, problemas de comprensión lectora, trastorno de conducta…

Evidentemente, este tipo de dificultades o trastornos llevan asociadas una serie de comportamientos generales, que se pueden conocer y se encuentran en manuales o internet, e incluso que los docentes conocen por experiencias previas con otros alumnos y alumnas.

Sin embargo, una cosa hay que tener muy clara…

 

Cada alumna y alumno es diferente, por lo que la dificultad o el trastorno será manifestado de manera personalizada y con comportamientos específicos en él o ella.

 

No todos los niños que presentan TDHA se comportan igual, su grado de intensidad varía, su respuesta ante determinadas situaciones es diferente… Hay aspectos generales y comunes, claro que sí, pero se debe conocer cómo se manifiesta en cada uno de ellos. ¿Por qué? 

Porque así se podrá intervenir de manera específica con ellos, desarrollando actuaciones adecuadas y adaptadas a sus necesidades.

¿Por qué me explayo en esto y dónde quiero llegar a parar?

Porque es importante conocer qué características y dificultad presenta el alumnado, indagar sobre ella y ver posibles actuaciones a llevar a cabo en el aula, pero también es importante pasar al trato directo con el menor.

Y ojo…. ¡Cuidado con los PREJUICIOS!

 

Sí, esa idea que tienen muchas personas (no solo los docentes, que quede claro) de hiperactividad, va a revolucionar toda la clase; dislexia, cómo puedo ayudar para los textos; déficit de atención, debe estar en primer lugar y estar continuamente atento de que esté pendiente; impulsivo, va a estar contestando continuamente…

 

Y estas expresiones las he escuchado (a través de menores que las han recibido, de padres que se las dicen en tutorías y de profes que me las han dicho a mí en reuniones), así que no habría que echarse las manos a la cabeza, sino intentar conocer mejor al menor y poder intervenir adecuadamente.

 

Y una vez conocido a los alumnos por lista, por lo escuchado o por el curso previo, llegan los que se incorporan en segundo lugar al centro… Es el momento de CONOCER A LAS ALUMNAS Y ALUMNOS (ahora sí físicamente).

Y aquí es donde hay que prestar esas atenciones, alejar los prejuicios y hacerse un «informe o valoración personal» de cómo es ese alumno o alumna que presenta una dificultad, cómo se comporta en mi aula, cómo interactúa, cómo se relaciona conmigo, cómo rinde….

Y a partir de aquí ir trabajando con él o ella y si se desconoce o no se es capaz de encontrar el camino adecuado, buscar ayuda en el equipo de orientación, con los profesores de apoyo o en los especialistas que estén trabajando externamente con el menor.

 

Esto último es importante, yo siempre estoy dispuesta a reunirme y mantener contacto con los docentes, independientemente del nivel y curso de los menores (infantil, primaria o secundaria), porque como digo «la colaboración entre profesionales es un beneficio para el menor, buscar un equilibrio y coherencia en las actuaciones, que favorecerán su desarrollo y desenvolvimiento en los diferentes contextos en los que se encuentre».

 

Y quiero hacer un pequeño inciso, sé y soy de las que defiende que cada alumno y alumna es diferente, hay que respetarlo y tenerlo en cuenta. Pero es cierto, que hay alumnos y alumnas que siguen la dinámica del aula sin grandes dificultades, mientras que otros presentan más limitaciones. Y, en ocasiones, es con ellos con los que se tiene más limitación a la hora de interactuar y de trabajar por diversos motivos.

 

Ahora bien…  ¿Cómo se pueden actuar esos primeros días en el aula cuando hay alumnado con dificultades?

  • Aléjate de los prejuicios. No des por hecho que el menor o la menor se va a comportar tal y como aparece en un manual o igual que otros menores con los que hayas trabajado.

Cada uno es único y va a manifestar sus comportamientos, actitudes y emociones. Esto es importante conocerlo y para ello alejarse de ideas preconcebidas es importante. Una cosa es tener conocimiento sobre el trastorno o la dificultad y otra considerar que se va a presentar tal cual en el menor.

  • Maneja bien las impresiones y experiencias de otros docentes. Cada uno es como es y actúa como cree adecuado y oportuno. Cada docente tendrá sus experiencias con los menores, pueden ser buenas o malas, te puede aportar información, consejos (que pueden ser muy útiles), pero cada uno debe conocer lo que tiene e ir formándose su idea.

Y esto favorecerá la intervención con el alumnado que presenta dificultades, porque cada uno tiene sus características y sus “recursos” para trabajar en el aula. La frase “cada maestrillo tienen su librillo” aquí es importante tenerla como principio para poder adaptarse a sus demandas.

  • Hablar grupalmente con los alumnos. Todos tienen algo que aportar y decir sobre lo que esperan del curso, planteamientos sobre dinámicas, tareas, posibles metodologías… Si no queremos focalizar diciendo el nombre de cada uno de ellos para que hable por vergüenza (esto lo viven muchos chicos y chicas) emplear notas anónimas puede funcionar, si alguno quiere explicar al grupo su propuesta es libre de hacerlo.

Esto nos va a ayudar a conocer qué esperan los alumnos y alumnas, además si alguno presenta más timidez o introversión se comenzará a ver, así como los que pueden ser más líderes, abiertos e impulsivos en determinadas situaciones.

  • Mantener un encuentro personal con cada alumno. Dedicar unos minutos a cada menor que se tiene en el aula, una tutoría personalizada en la que conocer un poco de ellos acerca de sus expectativas, miedos, características…

¿Qué esperas del curso? ¿Cómo te sientes? ¿Qué es lo que te gustaría o no hacer en el aula? ¿Cómo te sientes más cómodo/a trabajando en grupo, parejas o solo? ¿En qué crees que te puedo ayudar más? Cuestiones como estas pueden aportarnos mucho del alumnado.

  • Informar sobre decisiones que se toman. Es importante mantener una comunicación fluida con el alumnado sobre determinados planteamientos, mostrando motivos de esa decisión, por qué, qué beneficio o perjuicio se está viendo en el aula…

Si se decide que se cambia de parejas a grupos porque se va a trabajar cooperativamente, porque se quieren trabajar determinados aspectos en el grupo y en cada uno de ellos, explicárselos, así será más fácil mostrar y modificar elementos sobre los que haya que incidir.

  • Hablar sobre diferentes temas y dificultades que pueden presentar los alumnos. Si hay comunicación en el aula se pueden mantener conversaciones con los alumnos sobre temas (dificultades de aprendizaje, trastornos, acoso escolar…) o acontecimientos que sucedan (en el aula o en el patio).

Sin nombrar, sin etiquetar y explicar lo que sucede y cómo se puede intervenir, ayudar o qué decisiones tomar. Hacerles ver que ante una dificultad, problema o situación acontecida en el aula se puede mostrar al docente para que así les pueda ayudar y busquen los caminos adecuados.

  • Emplear dinámicas, actividades y juegos diversos de conocimiento. En estos primeros días es importante conocer a los alumnos y alumnas, además de conocerse entre ellos (grupos nuevos por mezclas, incorporación de alumnos al centro, etc), y para ello poder emplear diversos recursos y herramientas más lúdicas permitirá a los alumnos sentirse más cómodos o relajados, además de comportarse de manera más natural.

En este tipo de actuaciones es donde se pueden conocer cómo se comportan determinados menores, la interacción entre ellos, cómo manejan las habilidades sociales, la frustración o el autocontrol. Lo que permitirá irse formando una visión más realista y de trato directo con los menores que se tienen en el grupo.

 

Aclarar que no estoy en un aula como los docentes, soy psicóloga educativa y trabajo con menores que presentan dificultades de aprendizaje y trastornos de conducta, y muchos de ellos me manifiestan sus quejas, cómo se sienten en el aula o cómo es la relación con sus maestros y profesores. Por lo que creo que es importante que los docentes también conozcan la impresión de los alumnos y alumnas, las vivencias y sentimientos que en ocasiones pueden sentir cuando se les “señala” con el dedo o no se gestiona de la manera más certera las situaciones a las que se enfrentan (porque no todos sabemos de todo y a veces una ayudita u orientación nos puede allanar el camino).

 

Por ello, arrancar el curso con buen pie, creando un clima de confianza y seguridad en el aula es importante porque favorecerá el bienestar de las alumnas y alumnos y del propio profesorado.

 

PD: Desde el respeto se puede debatir y reflexionar, se puede argumentar y se pueden intercambiar posturas. Porque entre todos podemos aprender, ya que no todos sabemos de todo.

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Comentarios (2)

  1. Dácil Isabel Muñoz Porta

    01 Sep 2018 - 9:59 pm

    Totalmente de acuerdo, cada niño es un mundo y es muy importante conocerlos dejando de lado etiquetas y prejuicios. Aunque también admito que es algo que me parece dificilísimo. Sobre todo con 30 niños en clase, cada uno de su padre y de su madre y con una madiración y desarrollo diferente. No sé cómo lo hacéis.

    • María Jesús Campos Osa

      02 Sep 2018 - 3:28 pm

      Gracias por el comentario Dácil,

      Lo importante es conocerlos, evidentemente hay alumnos que requieren de unas ayudas y apoyos más específicos y en ellos hay que centrar muy bien la atención, para que la intervención sea la más acertada (esto no significa dejar de lado al resto de alumnos), por ello también es importante la colaboración entre los diferentes profesionales.

      Lo cierto es que conocerlos, permite hacer adaptaciones e intervenciones que favorezcan y beneficien al grupo, no solo a una parte del mismo.

      Un abrazo!

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