Sentimientos encontrados en la vuelta al cole. Este es el sentir de muchas personas de cara al nuevo curso escolar que en estos días arranca. Como ya he mencionado en algunas ocasiones y en mi último artículo, estamos viviendo momentos de incertidumbre, miedo, enfado y dudas. Muchas dudas.

Muchas familias y docentes, se encuentran en un QUIERO Y NO QUIERO la vuelta al cole. Y es totalmente comprensible, yo soy una de ellas. Y cada uno de los platos de la balanza tienen sus motivos, pero tiende a pesar más uno que otro, la diferencia en la balanza depende de cada familia y de cada situación personal.

Se quiere una vuelta al cole por diversos motivos, entre ellos…

• Los niños necesitan volver a la presencialidad, al contacto con docentes y compañeros.
• La enseñanza online no está lo suficientemente instalada y preparada para ser el eje de un nuevo curso.
• La parte educativa del centro escolar no es solo enseñar contenidos académicos, es mucho más.
• La función social del centro es importante y clave en el desarrollo de los menores.
• La presencialidad permite la igualdad de oportunidades.

Pero esta vuelta al cole debe ser segura, porque lo que suceda en el centro escolar repercutirá en los hogares y por ende en muchos otros ámbitos.

Y aquí voy a hacer un inciso, quiero felicitar y valorar desde este blog la labor que los equipos directivos de los centros escolares están llevando a cabo. Están tomando decisiones en horas, están buscando lo mejor para su alumnado y familias, están dedicando jornadas interminables en los centros para buscar las mejores opciones. Todo esto con una administración que no ha ayudado y que saca cambios de última hora, lo que tira por tierra el trabajo realizado.

Y en esa búsqueda segura al cole siguen metidos los equipos directivos, los docentes adaptando sus aulas y las familias concienciando a nuestras hijas e hijos con los protocolos y medidas de higiene y seguridad.

Pero evidentemente, también está presente no querer la vuelta por motivos como…

• Miedo ante posibles contagios y las actuaciones que se lleven a cabo.
• La falta de información que genera dudas acerca de qué nos podemos encontrar.
• No ver medidas seguras.
• Tomar decisiones sobre la marcha y que no son estables.
• Ansiedad generada por la duda acerca de la conciliación ante un contagio.
• No ver una vuelta segura a las aulas.

Todo esto lo que está generando son sentimientos de miedo, preocupación, ansiedad, enfado y tristeza, que conducen a un malestar general.

Pero ese quiero y no quiero no se manifiesta únicamente en los adultos (padres, madres, docentes, profesionales que trabajan en educación, etc), también en los menores. Y los motivos varían entre unos y otros, porque las perspectivas de la vuelta al cole son diferentes.

Sí, muchos niños, niñas y adolescentes manifiestan sus ganas e ilusión por la vuelta al cole. Es volver con los amigos, retomar contactos, actividades, rutinas, etc. Pero también tienen otro plato en la balanza con motivos por los que no quieren ir, y estos pueden llegar a sorprender. Y es aquí donde se ven esos sentimientos encontrados en la vuelta al cole.

He de decir que en las sesiones que estoy teniendo con los menores les pegunto por la vuelta al cole y sus opiniones. Y quieren volver porque quieren ver a sus amigos, retomar esa parte social, e incluso su autonomía en las acciones del día a día. Pero no quieren volver y los motivos son múltiples, desde no querer madrugar, no querer retomar deberes y exámenes o no sentirse cómodos porque tienen que estar con la mascarilla durante la jornada lectiva. Y sí, algunos manifiestan algo de miedo por si hay algún contagio.

En estas conversaciones, la expresión emocional, qué sienten y por qué, es muy determinante en esta vuelta al cole. Así como la gestión de las emociones surgidas, pudiendo orientar y ayudar en la misma.

Sin embargo, la vuelta al cole no es tanto un quiero y no quiero tan sencillo para muchos menores, como el que os acabo de mostrar. Para muchos esta vuelta está siendo una barrera complicada de afrontar. Imaginaos a menores que sufren acoso escolar, que tienen dificultades para relacionarse, menores que tienen mutismo selectivo, por ejemplo, o alguna dificultad en su desarrollo.

Para muchos de estos menores el estado de alarma y confinamiento supuso un «alivio» a la hora de afrontar situaciones dolorosas y complicadas en su día a día. Por ejemplo, un menor que sufría acoso escolar se vio alejado de esas situaciones presenciales. Han pasado meses sin tener que hacer frente a esos momentos difíciles para ellos y ahora saben que tiene que volver a afrontarlas y gestionarlas.

Y este es un punto que no se puede obviar y al que se debe prestar atención desde las familias, desde el centro escolar por parte de los docentes que tengan a esos alumnos en sus aulas, y por supuesto por parte de los profesionales educativos que trabajamos con ellos. Y aquí será clave la comunicación entre todos.

Sé que es una etapa complicada, con sentimientos encontrados en la vuelta al cole a gestionar. Gestión no solo por parte del adulto, sino por parte de los menores a los que hay que ayudar y guiar.