EL DIÁLOGO, CLAVE EN LAS RELACIONES FAMILIARES
«Como me sigas hablando así no vas a bajar al parque», «Háblanos con respeto que somos tus padres», «A los abuelos ni se te ocurra levantarles la voz», «Deja de gritar y pide las cosas bien», «Al profesor le respetas y le hablas con educación, que no vuelva a recibir una nota diciéndome que le has gritado».
Estas y muchas otras expresiones son dichas a los hijos cuando el tono de voz, las maneras y expresiones no son las correctas a la hora de pedir algo, intercambiar información o decir lo que se piensa.
El diálogo es clave en la comunicación entre las personas ya sea entre adultos, niños, adolescentes, y, por supuesto, entre padres e hijos.
Tener un diálogo fluido y una comunicación abierta es clave para la confianza, un buen clima y para la expresión de pensamientos y emociones.
En muchas ocasiones se pide a los menores diálogo, respeto, se les exige formas adecuadas de comunicarse, una escucha activa, sin embargo, hay muchos momentos en los que los adultos y los padres no predicamos con el ejemplo.
Sí, dialogar, permitir expresar libremente las opiniones desde el respeto y la tolerancia, buscar puntos en común o acuerdos, empatizar con los interlocutores y entender lo que están diciendo o defendiendo, es fundamental para el desarrollo de las relaciones entre las personas y para el buen funcionamiento en los diferentes contextos.
Como ya he indicado el diálogo y el respeto es fundamental, sentarse a intercambiar opiniones o puntos de vista puede llegar a ser muy enriquecedor para todos los implicados.
Esto es lo que debemos transmitir a nuestros hijos: diálogo, respeto, tolerancia y libertad.
Si como adultos y padres no lo hacemos y actuamos con ellos de manera impositiva, sin permitirles opinar, expresar sus pensamientos o sentimientos estaremos creando una barrera entre nosotros y ellos.
¿Por qué?
- Porque faltará confianza.
- Porque se sentirán infravalorados.
- Porque se meterán en su mundo y no se abrirán.
- Porque evitarán estar en familia.
- Porque no contarán sus problemas.
Y todo esto puede conducir a una lejanía con los hijos, generando situaciones complicadas ante momentos o conflictos que como menores puedan vivir.
Así, dialogar, permitir que los hijos cuenten lo que piensan, escucharles y respetar sus planteamientos será una llave para forjar una confianza con ellos.
Gracias a esa confianza se podrán abordar diferentes puntos de vista, establecer acuerdos y consensos según las situaciones que se vayan produciendo, siempre desde el respeto de ambas partes y valorando las repercusiones emocionales y sociales que esas decisiones puedan tener.
Seguro que muchos de vosotros habéis escuchado la típica frase de adolescentes: “mis padres no me entienden, no se enteran de lo que va la cosa”. E incluso, puede que algunos la pensarais cuando también vivisteis esa etapa maravillosa y complicada.
Sí, en muchas ocasiones, los adolescentes ven esa lejanía con los padres e incomprensión de los mismos. Pero…
¿Por qué sucede esto?
- Porque los padres tratan de dar ejemplos de hace décadas.
- Porque no se les permite expresar lo que opinan o la visión personal que tienen sobre la situación.
- Porque en ocasiones los padres creen que tiene la “verdad absoluta”.
- Porque no se empatiza con las nuevas vivencias y experiencias que viven los adolescentes.
- Porque no se escucha a lo largo de diferentes momentos las cosas que van contando.
Y así, se sigue creando esa barrera y esa distancia con los hijos, que conduce a imposiciones y a la típica frase “porque lo digo yo, y punto” (¿quién no la ha escuchado o dicho alguna vez?)
Así que, queridos papás y mamás, deciros una cosa para despedir este artículo:
Escuchar a los menores, dialogar con ellos, darles votos de confianza, reflexionar sobre los diferentes puntos de vista, empatizar, comprender sus vivencias y emociones, respetarlas, afrontarlas y analizarlas de manera tranquila, y sobre todo, estar a su lado para que sepan que tienen el apoyo más maravilloso del mundo.
Porque una cosa debemos tener todos en cuenta…
El diálogo es clave para una comunicación fluida, óptima y enriquecedora.