Técnicas de estudio

LAS REGLAS DEL BUEN ESTUDIANTE

Las reglas del buen estudiante son un tema sobre el que trabajar con personas que estudian. En mis intervenciones individuales y grupales, ofrezco una serie de recursos y herramientas que les ayuden en su día a día. Y por supuesto, que les ayuden en su rendimiento académico. Viendo lo trabajado, lo comentado con ellos y lo que hacen o no, me he lanzado a escribir este artículo.

 

He de confesar que soy una fiel defensora de que las personas estudiantes adquieran un hábito de estudio y de trabajo diario desde pequeñas.

 

Evidentemente, los tiempos y actividades a desarrollar irán aumentado y variando según las edades. Pero también, según las demandas de los cursos académicos.

 

Ojo, es importante conocer el ritmo del cada persona. Así se podrá adaptar la exigencia con respecto a las tareas y la distribución de las mismas.

 

Pues bien, como indica el título de estar artículo, hoy me gustaría mencionar las reglas del buen estudiante.

 

1. Responsabilidad. Cada uno es responsable de su estudio, ni docentes, padres ni madres. Este aspecto es importante trabajarlo con menores estudiantes.

 

Siempre digo el mismo ejemplo de frases que dicen: «¡He aprobado!» o “Me han suspendido”. Locus de control interno para lo positivo, y externo para los resultados negativos. No solo esto, los padres y madres no son responsables de la agenda, anotar exámenes ni realizar trabajos. Todo esto es cosa de cada menor. Se puede supervisar, pero no hacerlo por ellos y ellas.

 

2. Planificación del estudio. La planificación es una de las claves del aprendizaje para los estudiantes. Por ello hay que tener en cuenta:

  • Una planificación diaria con un horario de estudio. Aquí es importante tener presente el tiempo de estudio, tiempo de actividades extraescolares y tiempo de ocio.
  • Disponer de un calendario en el que se vayan anotando exámenes o trabajos. Esto es clave para estar atentos de los días que faltan para las fechas indicadas. De esta manera se genera una pequeña «presión» para estar alerta y activo ante la proximidad de lo que haya que hacer o entregar.
  • Establecer límites temporales de estudio. Planificar qué estudiar y cuánto tiempo. Por ejemplo, el punto 1 en 25 minutos, siguiendo la técnica pomodoro. No solo esto, también establecer una fecha para finalizar el tema correspondiente, así como marcar un día de repaso semanal.

Esto nos lleva a la mítica frase que hemos escuchado y dicho: “No dejes todo para el último momento”.

 

3. Método activo de estudio. Pasar del leer y releer a un aprendizaje más dinámico y activo. Se pueden seguir técnicas como subrayar, hacer resúmenes o esquemas de diversos modos, glosarios y formularios según los contenidos a estudiar.

 

4. Atención y concentración. Son ejes fundamentales en el aprendizaje. Si no estamos atentos es difícil retener y recordar los contenidos a estudiar.

 

De acuerdo a esto, hay que seguir estrategias que favorezcan la atención. Por ejemplo, controlar los tiempos de estudios, descansar u otras específicas (respiración, relajación muscular, mantenerse fijo en puntos concretos, etc). Por otro lado, y muy relacionado con la atención, hay que controlar elementos distractores como móvil, televisión, ordenador o tablets.

 

En muchas ocasiones, me encuentro con estudiantes que me reclaman estrategias para favorecer la atención. Les resulta complicado mantenerse concentrados durante períodos de estudio.

 

Uno de los fallos que se comenten en este caso, y sobre el que hay que hacer hincapié, tanto docentes como padres, es que no somos máquinas. Tenemos niveles de atención diversos, que oscilan según el cansancio y nuestras propias características (no todos somos iguales). Así que, encerrarse en la habitación una hora, hora y media o dos, no es productivo en el aprendizaje. Su atención oscila continuamente y no consiguen mantener un nivel de atención óptimo y que favorezca el rendimiento. Así que, hay que conocer las necesidades propias de cada uno para adaptar el tiempo de estudio.

 

5. Aprovechar el tiempo en el aula. Esta es una de las reglas que muchos adolescentes pasan por alto y de la que se quejan muchos docentes. Y es que a veces hablan, increpan, no están atentos a lo que se trabaja, no preguntan las dudas…

 

Hacer anotaciones, tomar apuntes, preguntar dudas o adelantar tareas en el aula es importante. Y esto permite que se disponga de más tiempo por las tardes y mejorar el rendimiento académico.

 

6. Cuidar y respetar el material. Sí, mantener los cuadernos y apuntes limpios, ordenados y cuidados.

 

Esto no solo favorece el buen aprendizaje. Tener todo el material organizado permite ahorrar tiempo porque no hay que buscar hojas sueltas. Hace más atractivo lo que hay que aprender o sobre lo que trabajar (bonito y limpio todo entra mejor por los ojos). Escribir con letra legible (sí, veo cuadernos y apuntes en los que no entiendo nada), estructurado, empleando diferentes colores para diferenciar partes, etc.

 

Además, los cuadernos y apuntes son en muchas ocasiones evaluables. Así que porqué no conseguir una puntuación extra sobre la nota siendo un poco cuidadosos cada día con los cuadernos y apuntes.

 

7. Cuidado personal. Esto es muy importante para cada estudiante (y para todas las personas), para su rendimiento y para su bienestar personal.

 

En esta regla entran en cuenta aspectos vinculados con una alimentación sana y equilibrada, hacer deporte, descansar y controlar el uso de dispositivos móviles.

 

8.Conocer las propias capacidades. Conocer las propias necesidades, capacidades y habilidades en el aprendizaje permitirá adaptar el hábito y rutina de estudio.

 

Si las personas estudiantes conocen esto, desde los centros se tienen identificados sus ritmos, y la exigencia de padres y madres es adecuada a las necesidades de sus hijos, se establecerán metas adaptadas a esas características. De esta manera trabajaremos la autoestima de los estudiantes, manteniéndola en niveles positivos para ellos y valorando positivamente sus actuaciones, viéndose capaz de alcanzar los objetivos planteados.

 

Estos ocho puntos, considero que son las reglas del buen estudiante aplicables a cualquier persona (mayor o menor) que esté estudiando. Porque como he dicho a lo largo del artículo:

 

Cada estudiante es único, tiene sus propios ritmos de aprendizaje y por lo tanto podemos adaptar cada una de estas reglas a cada persona.

 

Así que, padres, madres y docentes, aquí tenéis las reglas del buen estudiante. Estas las podéis compartir con vuestras personas estudiantes para ayudarlas a mejorar su rendimiento académico. En caso de que haya dificultad de aprendizaje o en crear un hábito de estudio, que atienda a sus necesidades, buscad ayuda profesional.

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