AUTOCUIDADO EN ADOLESCENTES
El autocuidado en adolescentes es un tema que considero importante y de interés. Hablamos mucho del autocuidado en personas adultas, del valor e importancia que tiene. Así como el impacto en el bienestar físico y mental.
Sin ir más lejos, en este blog tenéis el artículo «Autocuidado, un ratito para mí». En ese texto hablaba de la importancia de tener tiempo para cada una. Tiempo en silencio, de actividad física, lectura… Cada persona lo que prefiera, pero tiempo de cuidado y de respetarse a una misma.
Cuando se habla de autocuidado se hace referencia a la capacidad e implicación de las personas para estar atentas a sus necesidades y llevar a cabo acciones que favorezcan su bienestar físico, psicológico, emocional y social.
Las personas adultas buscamos esos momentos de autocuidado. Ese ratito, acciones o momentos de calma para identificar nuestras necesidades y satisfacerlas. Todo ello con el objetivo de favorecer nuestro bienestar.
Cuando hablamos de autocuidado también hay que atender a menores. Y es que el autocuidado en adolescentes es importante debido al impacto que tiene en su bienestar. Ese tiempo para cuidarse, detectar qué necesitan y cómo pueden atender esas necesidades.
Sabemos que las adolescentes pueden desarrollar diferentes actividades en su tiempo libre. Pero… ¿realmente esas actividades están enfocadas a ese autocuidado o forman parte de una planificación semanal? Reconozco que vienen generaciones interesantes en cuanto a su cuidado, hablar sobre salud mental y buscar ayuda.
Me encanta escuchar a adolescentes decir que van al gimnasio para desconectar y dedicarse tiempo. O salir a correr, pasear con su perro… Es decir, escuchar cómo buscan e identifican actividades que necesitan para sentirse bien consigo mismas. Actividades que les permiten cuidarse, no solo físicamente, sino emocional o mentalmente.
Teniendo en cuenta esto, si tu adolescente está en la cama con la música puesta mirando al techo… Respétalo. Puede que sea su momento de desconexión, su ratito de autocuidado.
A veces, más de las que pensamos, necesitamos esos momentos. Momentos en los que contar con ayudas externas o actividades, que ayuden a bajar todo el ruido mental. Y es que pensar continuamente en estudios, relaciones con amigos, autopercepción, objetivos y frustraciones, no ayuda. De ahí la importancia de buscar una actividad, o ninguna, para parar, desconectar y cuidarse.
Podemos orientar, acompañar y proponer actividades diversas. Estar a su lado si vemos que no son capaces de identificar qué les puede ayudar o qué necesitan. Sin embargo, hay adolescentes que tienen muy claro qué les ayuda y qué pueden realizar para cuidarse.
El autocuidado en adolescentes es un factor de protección. Factor de protección ante situaciones y dificultades que puedan surgir. Si una persona adolescente identifica sus necesidades, su malestar y qué necesita, tiene un camino recorrido.
Todo esto no surge de la nada. Hay que acompañar y orientar en muchos momentos. También hay que estar pendientes de posibles signos de alarma por comentarios o acciones.
Si la persona adolescente identifica su necesidad y se dedica tiempo de autocuidado… Respétalo. No pierdas de vista este punto.
Uno de los puntos que no podemos perder de vista es el respeto. Si su ratito de autocuidado es tumbarse a escuchar música, respétalo.
Me gustaría añadir que es importante diferenciar actividades de autocuidado pasivas (por ejemplo, tumbarse a escuchar música) de posibles problemas emocionales. A veces, el malestar emocional demanda soledad, no querer hacer nada… Ante estas situaciones, es importante hablar con tu adolescente, detectar qué necesita y cuál es el fin de esas actuaciones.
El autocuidado en adolescentes es importante porque contribuye a su bienestar físico, emocional, mental y social.