Educación

Llegó el día… ¡las notas!

Últimos días de este primer trimestre del curso 2016-2017, y llega el día más deseado para unos y muy temido para otros (según haya sido su rendimiento durante los meses previos) recoger el boletín de las notas.

 

Para muchos padres el día de notas es el día clave para identificar como ha sido el rendimiento académico real de sus hijos y el día indicado para tomar decisiones al respecto.

 

Evidentemente las actuaciones, reacciones y decisiones con respecto a las notas varían según hablemos de niños de primaria, de secundaria o bachillerato. Pero sí hay un planteamiento común a todos ellos:

Tener la nota que se tenga, ya sea aprobado o suspenso, para bien o para mal, la responsabilidad es del estudiante.

¿Por qué hago esta reflexión? Porque todos hemos escuchado, e incluso hemos dicho en nuestra época de estudiante, las siguientes frases: “he aprobado porque me he esforzado” o bien “me ha suspendido el profe, mis exámenes estaban para aprobar, me tiene manía”. ¿Os suena verdad?

 

Ante este tipo de comentarios que los hijos pueden hacer, es importante que como padres se actúe de la siguiente manera:

  • “El profesor no aprueba o suspende eres tú como estudiante”. Esta frase es importante que los padres la tengan presente, haciendo ver a los hijos que los docentes corrigen los exámenes y en función de las respuestas a las preguntas y ejercicios planteados, obtienen una puntuación.
  • No descalificar a los profesores. Podemos no estar de acuerdo con alguna nota, pero nunca podemos infravalorar, descalificar o desautorizar al docente. Si queremos aclarar aspectos, pedir una tutoría y conocer los motivos, así como intercambiar información, es la mejor opción.
  • Nunca subestimar a los hijos. Pueden haber obtenido malos resultados, y lo fundamental es analizarlo, pero nunca debemos considerarles incapaces ni infravalorar sus capacidades o esfuerzo para mejorar en futuras evaluaciones.
  • Reforzar los avances. Nuestros hijos pueden haber comenzado el curso de manera negativa, sin esforzarse lo suficiente, suspendiendo algunos exámenes, pero si a lo largo del trimestre se ve una evolución y las notas de los controles van mejorando, es importante reconocerlo y reforzarles, dando así un plus de confianza y motivación.

Ahora bien, si ante el boletín de las notas nos encontramos con todas aprobadas y con unas calificaciones buenas, solo hay que hacer una cosa FELICITAR a nuestro hijo por su rendimiento.

 

Sin embargo, si en el boletín nos encontramos con algunos suspensos, hay que pararse a pensar y en frío hablar y analizar con los hijos la situación, en caliente se pueden decir muchas cosas y hacer comentarios inadecuados e hirientes que no ayudarán a motivar al menor. Sentarse con él y plantear la cuestión: ¿Por qué los suspensos? Y aquí algunas de sus respuestas:

  • “No he estudiado lo suficiente”. Que el menor reconozca junto con los padres no haber dedicado tiempo al estudio cada día es un paso importante. Así que, proponerse un cambio de actitud y de rutinas diarias será uno de los objetivos a proponer.
  • “Me he confiado”. Esta suele ser una de las frases que muchos estudiantes emplean, y tienen razón. Me explico, cuando un alumno tenía la capacidad de “vivir de las rentas” (como se suele decir coloquialmente) con las explicaciones de los profesores y con una lectura era capaz de aprobar en cursos de primaria, al llegar a secundaria piensa que también podrá y no es así. En una gran parte de este tipo de casos, suspender asignaturas lo que les supone a  los estudiantes es un golpe de “realidad académica”, es decir hay que esforzarse más y dedicar tiempo si se quieren obtener buenos resultados.
  • “No sé cómo estudiar”. Muchos padres se preocupan, y con motivo, porque sus hijos pasan tiempo y horas delante de los libros, encerrados en su habitación; sin embargo los resultados no son los deseables, ya sean con suspensos o aprobados muy justos. Esta situación genera desmotivación en el menor y agobio en la familia, al ver que no se avanza. Por ello, buscar ayuda especializada para ver en qué falla el menor (técnicas de estudio, planificación, atención) es una de las soluciones, para dar respuesta, orientación y llevar a cabo una intervención adecuada para mejorar el rendimiento, y sobre todo aumentar la motivación y la autoestima del estudiante.
  • “No entiendo nada de la asignatura”. Sí, hay ocasiones en que los estudiantes no entienden lo que se les explica, no preguntan por vergüenza y no piden ayuda. Sin embargo, al recibir las notas con la asignatura o asignaturas suspensas es cuando reconocen que no entienden matemáticas, inglés, física o lengua, por ejemplo. En estas situaciones, plantear la búsqueda de un profesor de apoyo o academia para reforzar las materias, es una de las mejores opciones.
  • “No quiero estudiar, paso”. Frase temida por todos los padres, sobre todo en los cursos de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), ya que lo mínimo que se les puede exigir para estudiar es terminar esta etapa académica. Aquí, hay que valorar el por qué de esta decisión, qué falla y buscar una orientación y guía para que el menor tenga interés por terminar, así como hablar con los profesores para ver sus valoraciones y sus propuestas para que el menor participe en su plan académico.

 

Estas son algunas de las respuestas que nos podemos encontrar a la hora de analizar con nuestros hijos las notas. Lo importante es trabajar en equipo, hacerles ver que como padres les vamos a ayudar y a orientar en aquello que necesiten, pero que ellos deben implicarse para mejorar la situación, porque ellos son el eje central sobre el que gira rueda.

 

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