juego de mesa Break the code con las fichas de números, las tarjetas de preguntas, la ficha de escritura de cada jugador y la pantalla para tapar el código que cada persona tiene.
ABJ

BREAK THE CODE EN INTERVENCIÓN

En este artículo os voy a hablar del juego de mesa «Break the code» en intervención. «Break the code» es un juego de deducción publicado por la editorial Devir, cuyo autor es Ryohei Kurahashi.

 

Hace tiempo que tenía pendiente escribir sobre Break the code. Este juego que me tiene «enganchada» desde que lo descubrí junto a mi familia. Pero es que su uso en sesiones me está dando juego con adolescentes y preadolescentes.

 

En Break the code tenemos que descifrar un código de cuatro o cinco cifras y colores, que dependerá del número de jugadores, pero la mecánica es la misma independientemente de las personas. Es decir, si juegan dos personas tenemos que adivinar el código de la otra, mientras que si juegan tres o cuatro, hay que descifrar el código del centro de la mesa. Si queréis conocer más sobre Break the code os animo a visitar esta reseña.

 

El código es un número formado por cifras seleccionadas al azar, que van del cero al nueve. Cada ficha de cifra es de color blanco y negro, menos el cinco que es de color verde. Por lo tanto, hay dos fichas con el número 5 en verde, mientras que el resto de números se recogen en fichas, una en color blanco y otra en negro. Esto es importante porque a la hora de decir el código hay que especificar número y el color correspondiente. Y si tenemos un número repetido, primero va el de color negro.

 

Todo esto os lo explican en la reseña, y en el reglamento del juego, que es muy sencillo de entender…

 

¿Cómo se descifra el código? Respondiendo preguntas recogidas en tarjetas y que están colocadas en el centro de la mesa. Esas preguntas pueden ser de números, color, sumatorios de dígitos, posiciones, etc. Por ello, es importante saber qué preguntas hacer para ir descubriendo el código de la otra persona o el central, teniendo en cuenta el código propio.

 

Y es que, a la hora de descifrar un código o descubrir sus números y colores, tenemos que tener en cuenta el código propio. Porque este nos va a descartar algunas fichas…

 

Esto último puede parecer obvio, pero a veces estamos tan concentradas en buscar el código de la otra persona o del centro, que no eliminamos lo que ya tenemos.

 

Como he mencionado, este juego me encanta. Y sí, lo jugamos bastante en casa, pero vi que en sesión con algunos menores podía funcionar bien. De ahí que el título de este artículo sea Break the code en intervención.

 

Por qué me gusta emplearlo en intervención. Pues bien, os voy a explicar algunos de mis motivos (por mi experiencia, objetivos y características de mis menores).

  • Autonomía en la gestión de componentes, del tiempo y organización.

Cada persona se coloca su código, tiene su ficha de anotaciones en la que tachar, rodear o escribir lo que considere importante. No solo eso, cada persona controla sus tiempos a la hora de analizar las respuestas, teniendo en cuenta que las rondas siguen. Aquí también entra en juego la empatía, respeto a las demás personas en cuanto al tiempo que necesiten.

  • Atención.

Son partidas breves, pero la atención es fundamental porque continuamente estás pensando en posibles preguntas, pero también analizando las cifras y cuáles pueden ser. Hay una deducción constante. Pero, un despiste, no escuchar bien una respuesta y todo cambia…

  • Razonamiento lógico.

Creo que es uno de los mejores puntos de este juego, que además es breve y cada partida es diferente. Hay que pensar, deducir, razonar las respuestas y encajarlas entre los datos que se tienen y que se han obtenido previamente a raíz de otras preguntas.

 

No vale lanzarse a la piscina desde el inicio, porque una pregunta puede cambiar tu «intuición» y es que un número o un color lo cambia todo. De ahí que la selección de las preguntas sea importante de cara a lo que te interesa conocer.

  • Planificación.

Por dónde quieres empezar… ¿quieres saber números?, ¿prefieres saber sumas de cifras?, ¿las posiciones?, ¿qué colores? Esta parte de la planificación va muy acompañada de la autonomía durante el juego. Y es que cada persona determina por dónde empezar, cómo continuar o modificar en función de sus fichas y de lo que va surgiendo y deduciendo en función de las respuestas obtenidas.

  • Flexibilidad cognitiva.

Ya lo he mencionado en el razonamiento lógico, hay que analizar bien la información, pero a veces una cifra o respuesta cambia todo. De ahí que tengamos que revisar lo obtenido, cambiar y reestructurar algunas cuestiones. 

 

No solo esto, a veces tenemos en mente elegir una pregunta que puede ser clave para resolver el código, pero la lee la otra persona… Así que toca cambiar y replantear qué pregunta nos puede ayudar.

  • Control inhibitorio.

No corras, no tengas prisa, lee bien las preguntas, analiza la respuesta que te han dado, márcalo bien en tu papel, y no te dejes llevar. A veces, agotar las cartas de preguntas es necesario porque no se tienen las cosas claras, y no pasa nada.

 

Como veis, es un juego de razonar, analizar, deducir, tener tranquilidad y prestar atención. Por ello, con menores impulsivos y a los que les resulta complejo analizar datos o información, dejándose llevar por la inmediatez, es un buen recurso (desde mi experiencia y opinión). Por ello, Break the code es un juego que me ayuda a trabajar estos puntos en las sesiones. Y es que hay que ir parando, analizando y controlando la situación. La impulsividad no ayuda, y hay que ser muy flexibles durante la partida por los cambios que nos podemos encontrar.

 

Por otro lado, con menores de altas capacidades lo he disfrutado mucho, porque, a veces, quitas esa carta que le interesa y hay que replantear las cosas. Es un juego en el que podemos encontrarnos en igualdad de condiciones y eso le da un punto atractivo a menores de este perfil.

 

Es un juego competitivo, pero he de confesar que en ocasiones se convierte en un juego de reto personal. Cuando llevas varias partidas buscas descifrar el código primero, con menos cartas empleadas, buscando otras estrategias a la hora de plantear las preguntas… En resumen, es un juego que permite retarse a una misma en cada partida. Y es que cada partida, a dos, tres o cuatro personas es totalmente diferente.

 

Si queréis conocer más juegos de mesa, posibles usos y aplicaciones que se les puede dar en intervención, os animo a visitar la categoría Aprendizaje Basado en Juegos.

 

Por último, si tienes interés en conocer más sobre el uso de juegos en tus sesiones de intervención con menores, mayores, con grupos, en aula o contextos educativos y sociales, puedes concertar una asesoría conmigo.

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