El placer de leer cada día es algo que muchas personas disfrutamos. Pero tenemos que tener en cuenta lo siguiente…

El verbo leer, junto al de amar y jugar, no admiten imperativos.

Y es que leer es una actividad que las personas disfrutamos, es un placer, un tiempo mágico en el que vivir aventuras muy diferentes. Sé, que en ocasiones, más de las que deberían, el verbo leer va en forma imperativa dirigida a menores.

En el colegio e instituto se plantean libros de lectura, se recomienda a las familias y al propio alumnado que lea habitualmente, etc. Este planteamiento se ofrece con un buen fin, no se puede dudar, pero en ocasiones no ayuda y no se plantea de manera acertada.

Cuando un niño o una niña recibe la imposición de leer un libro porque sí, su motivación, en ocasiones, no será la deseada. Y esto se deberá a varios motivos, entre ellos:

• Falta de interés en la temática.
• Rechazo a la imposición.
• Dificultad lectora.
• Libro alejado de su nivel lector.
• Otras preferencias de lectura.

Ese niño o niña leerá el libro, pero lo hará sin interés, tras algún conflicto y aplazando el momento. Estas situaciones terminan generando rechazo a la lectura, porque los acercamientos no son los deseados. Evidentemente, se deben enseñar y mostrar diferentes tipos de lecturas, pero hay que respetar que los gustos son personales.

Al igual que las personas adultas buscamos libros de nuestro interés y preferencia, las menores también.

Y tan válido es que un niño lea un cómic, a que lea una novela de fantasía o de ficción. Está leyendo y disfrutando de la lectura elegida. 

En ocasiones se escucha que las personas jóvenes no leen. Y no es así. Rechazan y evitan las lecturas impuestas, sin embargo disfrutan de lecturas que ellos eligen.

Siempre recuerdo a un adolescente con el que trabajé hace tiempo. No leía los libros del centro escolar y se quejaban los docentes; sin embargo, leía diariamente cómics de superhéroes y se los compraba con sus ahorros.

Dónde quiero llegar a parar, a un reflexión sencilla.

Debemos respetar las lecturas y preferencias de las personas, ya sean adultas o menores. Se pueden mostrar diversos tipos de libros, curiosear, pero siempre tener presente que sus intereses y sus gustos son válidos.

Por ello, me encantan las docentes que deciden hacer listados de libros recomendados a su alumnado y que ellos elijan. E incluso, que sean propuestas del alumnado. Permitir que expresen la temática del libro, por qué les gusta y por qué lo recomiendan, puede ser un gancho para muchos compañeros.

Me parece más enriquecedor explicar de viva voz por qué me gusta, o no, un libro, qué me transmite, qué me aporta, qué esperaba y no encontraba, que tener que rellenar una ficha o examen con preguntas de un libro en cuestión.

Por ello, los clubs de lectura son tan maravillosos y variopintos. En ellos se comparten lecturas muy diferentes, son espacios donde personas de edades distintas comparten, recomiendan y disfrutan de uno de sus placeres.

Este reflexión surge a raíz del Día del libro, en el que los libros salen a la calle, se recomiendan lecturas y se hacen actividades especiales. Sin embargo, la lectura es un placer que se puede disfrutar cada día, permitiéndonos vivir aventuras, emociones y viajes muy diferentes según avanzamos hojas.

Mi recomendación es que no forcéis la lectura, sobre todo a los más pequeños de la casa. Favorecer el acercamiento a ella, presentar diferentes tipos de libros, dejad que exploren y conozcan la literatura… Y que sean ellos los que quieran probar y descubrir. Aquí os dejo algunas recomendaciones para Fomentar la lectura.

Ah, una última cosa. Habrá momentos en que dejen de leer, no estén motivados o no encuentren nuevos temas que les llenen. Pero no dejéis de mostrar libros, llevarles a librerías o bibliotecas, porque habrá un día en que aparezca un nuevo libro que les llame la atención y les enganche. Y esto, nos sucede también a las personas adultas.